AL CONTRATAQUE

Okupas del parque de Ribalta

Paco Mariscal

Paco Mariscal

Cuentan las lenguas viperinas, que las tenemos también en Castelló del Riu Sec, que la parte posterior del llamado monumento sin pizca de valor artístico… que la parte menos iluminada de aquel okupa del parque Ribalta era propicio a determinadas prácticas libidinosas que llevaban a cabo el deseo o los amores prohibidos. La oscuridad de la noche silenciosa y la protección del monumento, siempre entre comillas, facilitaban la tarea, hace ya bastantes décadas, cuando determinadas prácticas afectivas o sexuales eran reprimidas por la dictadura franquista. Es harto difícil dar por segura o no la veracidad de cuanto nos cuentan nuestros chismosos cargados de años. Cierto es que ese otro día se empezó a recuperar nuestro singular parque de Ribalta, al cual le arrebataron unos centenares de metros cuadrados, sin tino ni gracia, allá por 1945. Y se los arrebataron con himnos y eslóganes de una posguerra tan incívica y represiva como lo había sido la incívica guerra.

La recuperación del parque es lo fundamental, porque lo demás ya es, aunque lamentable, historia pasada que no mueve molino. Una historia, además, desconocida por una porción nada desdeñable del vecindario, a quien la ocupación del parque le traía sin cuidado. Como mucho, algunos transeúntes que presenciaron el inicio de esa recuperación se interesaron por el gasto excesivo o no que podría suponer para las arcas públicas; mientras alguno afirmaba con toda naturalidad que creía que el monumento okupa --¡Dios bendito a qué le llamamos monumento!-- había estado allí desde siempre. Qué le vamos a hacer, vecinos, la desinformación origina este tipo de opinión pública, que, aunque extendida, no es generalizada.

Ruido de sables

Porque se necesita tiempo y paciencia para explicar que el monumento okupa no estaba presidido por la cruz del Jesús de Nazaret, sino por la cruz de los vencedores en la guerra incivil, que es otra cosa; que la leyenda o eslogan que se cambió durante la transición era lo de menos. Un eslogan es una frase breve y contundente que se utiliza en el ámbito de la publicidad y la política; que el origen del vocablo eslogan es gaélico y, en su etimología, viene a ser tanto como grito bélico o grito soldadesco. Cabría añadir que, cuando el primer consistorio democrático de Castelló del Riu Sec cambió la leyenda en 1979, llegaban con frecuencia los rumores, en los medios, del ruido de sables en los cuartos de banderas. La precaución y un cierto miedo eran por entonces palpables, y los rumores los confirmó Tejero en febrero de 1981. Y cabe añadir también que en la votación llevada a cabo en la Casa de la Vila de Castelló de la Plana con el fin de cambiar la leyenda del monumento okupa, el concejal de Alianza Popular, embrión de lo que luego sería el PP, votó en contra del cambio, y los concejales en la oposición de UCD, el partido del siempre bien recordado por todos, y maltratado por quienes medraron a su sombra, Adolfo Suárez, se abstuvieron. Y ahí están las actas municipales, y ahí está la historia pasada. La historia de un pasado bastante reciente en nuestra ciudad, que deberían repasar los tres portavoces de la oposición tricéfala, una y trina, PP, Vox y Ciudadanos, en el Ayuntamiento de la capital de la Plana. En las márgenes de nuestro cauce seco, a un número nada desdeñable de castellonenses no nos pueden tomar por tontos, no somos asiduos de las medias verdades y falseamientos a lo Trump o Bolsonaro.

Lo importante, vecinos, es que el Ribalta se recupera y, a lo mejor, si Putin no nos envía al diablo en un holocausto nuclear, las futuras generaciones tendrán un parque patrimonial y en condiciones. Y la recuperación ha de seguir hasta que la Pérgola vuelva a ser una pérgola o espacio abierto. Pero en la Pérgola que no es pérgola caen los silencios insostenibles de la primera edil, no la más trasparente, del Ayuntamiento de la capital de la Plana.

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