BABOR Y ESTRIBOR

El ‘procés’ no ha acabado

Basilio Trilles

Basilio Trilles

Nadie puede quitar mérito a la productiva temeridad, positiva para sus fines, de nuestro John Wayne patrio de nombre Pedro Sánchez. Según el papel que debe interpretar en cada momento declama una cosa o la otra, incluso las dos a la vez, sin cortarse un pelo y con sonrisa imperturbable. La semántica sanchista es tan elaborada como la del Granma de cuando Fidel, incluso del Pravda fundado por Lenin. Ante todo sigue vigente la idea de Göebbles, personaje de infausto recuerdo, que tenía muy claro aquello de la manipulación del lenguaje: «Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad». En ese escenario de la trola desde el poder, con el fin irrenunciable de conservar la vara de mando, lleva el país navegando en aguas revueltas, siempre a beneficio de pescadores. Ahí están con la caña, el trasmallo y hasta el arpón los pescadores de ventaja enrolados en los barcos del independentismo catalán y movimiento bilduetarra.

La ciudadanía vive cada día más escamada del vacile ocurrente de Sánchez y por mucho que se esfuerce el ejército de propagandistas de la factoría Moncloa Pictures todo llega a un límite. Los ciclos de la democracia van poniendo a cada uno en su lugar, a diferencia de las autocracias. Continuando con la operación encubierta de ir desguazando la Constitución, un paso peligrosamente efectivo ha sido la reforma ad hoc del Código Penal, en beneficio de los intereses de Sánchez y sus socios: Podemos, Yolanda Díaz, ERC y EH Bildu, mayormente. Con el terreno allanado para solaz de los enemigos de la unidad del territorio nacional, el imaginativo director de Moncloa Pictures, en sus amables pláticas navideñas, ha disertado como el mejor Wayne: «El procés ha terminado», añadiendo «Hoy la Constitución se cumple en toda España» . Su amigo pescador Aragonès (cuando se acaben los peces recuperará el papel de enemigo cerval), presidente de la Generalitat catalana, ha dicho por activa y por pasiva que el procés sigue más vivo que el nonagenario Pujol. Hace un mes Aragonès fue tajante: «No renunciaremos» al referéndum de independencia. El pasado viernes, en Catalunya Radio, volvió a insistir lo que no paran de asegurar desde ERC y el Govern: «Estamos trabajando para presentar una propuesta de referéndum acordada». ¿Recuerdan cuando Sánchez dijo que jamás pactaría con Pablo Iglesias, porque de hacerlo no podría dormir tranquilo? Pues eso.

Eliminación del delito de sedición

A estas horas de la larga noche sanchista, superado Pedro el insomnio producido por Iglesias, solo los más acérrimos o miopes respiran tranquilos con las palabras del presidente: «El procés ha terminado». Se admiten apuestas. Vamos a ver cuánto van a tardar los que dieron el golpe del 1-O en protagonizar otro. En el momento en que tan posible hipótesis sea realidad, ¿qué respuesta podrá dar el Estado a tenor de la eliminación del delito de sedición? En estas, el delincuente prófugo de la Justicia española, Puigdemont, ya tenía a su abogado trabajando para cruzar los Pirineos y llegar a Barcelona como remedo de Tarradellas: «Ja soc aquí». Igual cambian las tornas y gracias a la resolución del valiente juez Llarena, Puigdemont es devuelto bajo custodia de la policía belga. El magistrado de la Audiencia Nacional ha eliminado el delito de sedición, fulminado por el tripartito que gobierna el país y sus socios secesionistas, pero mantiene procesado al expresident por el tipo de malversación más grave. El reclamado por Llarena ha rugido desesperado: «No volveré esposado ni rendido ante un juez español». En los tiempos que se avecinan, extinguida la sedición, harán falta más jueces valientes. El procés no ha acabado. Al tiempo.

Periodista y escritor

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