LA CLAVE POLÍTICA

Año nuevo chino

Irene Gómez

Irene Gómez

Un día descubrí que era china y ese descubrimiento cambió mi vida». Eso de ser china para esta niña era un misterio. La gente siempre le preguntaba de dónde era y luego de cinco minutos de conversación esas mismas personas se daban cuenta y le decían: «¡Pero si hablas castellano mejor que yo!».

Esta es una de las tantas historias de vida de las personas que venimos de fuera, donde sea y en el momento que menos te lo esperas te preguntan, «¿tú de dónde eres? ¿Vosotras de dónde sois?».

El llamado tecnonacionalismo, una estrategia que puso en marcha hace décadas China, es la planificación que hace el estado de la inversión en investigación y desarrollo y así depender menos de otros países. Para los que dirigen el país, la tecnología es una prioridad al menos desde los años sesenta. Desde entonces su objetivo ha sido aunar esfuerzos entre el estado y el sector empresarial logrando erigirse en una potencia tecnocientífica, promoviendo su rendimiento económico.

Pero pese a todo lo bien que les va en China, sus gentes siguen saliendo, hay movilidad humana, porque es la historia del mundo moverse de un lado a otro, por los motivos que sean, la gente se mueve y traspasa fronteras o cruza mares para instalarse a miles de kilómetros de su casa.

Una nueva generación

Está constatado que la comunidad china no ha dejado de crecer en los últimos años en España. Hablamos de un crecimiento que va desde 1998 con 12.036 al año 2021 con 202.093 personas que nacieron en el país asiático y ahora residen entre nosotros, según informa EpData. Este crecimiento ha traído consigo la aparición de una nueva generación nacida en España. Se trata de niñas, niños y jóvenes que sienten el país como propio. Nuevamente según EpData, en 2018 nacieron en España 2.555 niños cuyos progenitores o al menos uno de ellos es de nacionalidad china.

Precisamente una de esas personas que pertenece a esa nueva generación nacida en España es la autora de la frase con la que inicio este artículo y es una andaluchina --andaluza y china-- llamada Quan Zhou Wu, una escritora y novelista gráfica muy comprometida con la lucha antirracista, a quien tuve el placer de conocer el pasado año en un acto de Jovesolides en Madrid.

He leído que el decimoquinto día del primer mes lunar, la gente cuelga faroles rojos propiciando un ambiente festivo, siendo estos faroles un símbolo de reencuentro. Castellón, mi ciudad, luce ya los tradicionales farolillos chinos, signo de esperanza, buena suerte y prosperidad.

Vaya para toda la comunidad china en España, en especial en Castellón, un agradecimiento por enriquecer nuestra sociedad, esa sociedad que nos ha recibido con un abrazo. ¡Feliz y próspero año nuevo chino y viva la diversidad étnico-racial!

Diputada de Unides Podem por Castellón en Les Corts

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