PUNTO DE VISTA

La sanidad valenciana

Pablo Sebastiá

Pablo Sebastiá

La sanidad pública de esta bendita tierra está hecha trizas. Languidece. Se muere. A veces lentamente, a veces a toda prisa. El Hospital Provincial es un poema. El personal está agotado. Sus directivos no sirven ni para tacos de escopeta. El Hospital General es inhumano. Es una gran mole, con problemas gravísimos de personal, asistencia y espacio. Y de los hospitales de La Plana y Vinaròs es mejor no decir nada. Cuando no hay nada bueno que citar, mejor quedarse callado.

Decisiones políticas esperpénticas

Bueno, rectifico. En los cuatro centros hay algo excepcional. Maravilloso. Unos sanitarios que se desviven por hacer su trabajo todo lo bien que la incapacidad de nuestros dirigentes políticos les permite. La sanidad valenciana sería de las peores del mundo occidental si no contara con el factor humano, si no contara con ellos, los sanitarios valencianos. Dicho esto, volvamos al tema. La sanidad pública valenciana se muere. ¿Por qué? Por decisiones políticas esperpénticas, desacertadas y tomadas sin el menor sentido. A veces parece que un conductor ebrio toma las decisiones más relevantes en lo que a inversiones se refiere. En lo que a turnicidad, horas extras y recursos humanos respecta. En todo aquello que tiene que ver con la humanidad que debe desprender todo centro hospitalario. Sobran los ejemplos. Salas cerradas. Obras que se eternizan sin la menor explicación. Salas que no se inauguran. Centros fantasma, con las obras acabadas pero sin el contenido necesario.

¿Y saben, queridos lectores, de quién es la culpa? ¿No lo saben? Pues yo se lo diré. De cualquiera que gobernara antes del año 2015, naturalmente. El actual gobierno solo ha tenido siete años y medio, casi ocho, para llevar a cabo las mejoras que prometió, y como todo el mundo sabe, ocho años no son nada. ¡Hay que joderse!

Escritor

Suscríbete para seguir leyendo