LA RUEDA

Superar una ruptura amorosa

Carlos Hidalgo

Carlos Hidalgo

A estas alturas, pocas son las personas que no han oído la última composición de Shakira y Bizarrap, una canción tan bailable y pegadiza como destacable por su letra. En ella, la cantante narra cómo su historia de amor con Piqué se ha convertido en odio, dejando también alguna perla para su nueva chica.

Las relaciones suelen ser una fuente primaria de felicidad para la mayoría de personas, por lo que una ruptura suele provocar un gran malestar emocional. Y si no se posee una buena autoestima de base, podemos caer en comportamientos autodestructivos, en relaciones tóxicas o en conductas poco edificantes, como la de la cantante, que parece estar anclada en la hostilidad, el rencor y la animadversión. Desde un punto de vista psicológico, una ruptura acarrea un proceso de duelo que puede conllevar, en los casos más complicados, pensamientos recurrentes y dolorosos sobre lo sucedido.

Los expertos dicen que el proceso de duelo tiene cinco componentes. Una primera fase de negación, situación donde no se acepta que la relación ha terminado. Un segundo periodo basado en la rabia, donde el dolor se transforma en odio al sentirse traicionado. Una tercera etapa de negociación, donde se tantea una solución o acuerdo a la desesperada, buscando que la situación cambie, aunque rara vez se consigue el objetivo deseado. Un cuarto periodo de tristeza profunda, fase donde se sabe a ciencia cierta que la relación ha llegado a su fin. Y, por último, una etapa de aceptación, estadio donde se va recuperando la ilusión y donde los pensamientos y recuerdos ya no son tan dolorosos.

Ante todo, se ha de intentar que el duelo no se extienda en el tiempo más allá de lo adecuado, para poder poner en marcha cuanto antes la recuperación de nuestro bienestar y la adaptación a la nueva situación personal, sin buscar culpables de la situación.

Como dijo Charles Dickens: «Cada fracaso te enseña algo que necesitabas aprender».

Psicólogo clínico

(www.carloshidalgo.es)

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