AL CONTRATAQUE

Feijóo y la segunda vuelta

Basilio Trilles

Basilio Trilles

El Oratorio de San Felipe Neri fue decisivo escenario liberal en la España invadida por el Ejército de Napoleón, cuando Cádiz y San Fernando fueron refugio de las autoridades gubernamentales decididas a resistir. Entre aquellas sagradas paredes se reunieron Las Cortes por primera vez el 20 de febrero de 1810 y sus diputados aprobaron la Constitución el 19 de marzo de 1812, popularmente conocida como La Pepa por ser promulgada el día de la festividad de San José. Durante ese periodo y hasta el 24 de agosto del año constitucional miles de gaditanos y refugiados, procedentes de diversos puntos del territorio nacional, lograron vencer el asedio de 60.000 soldados del mariscal Claude Victor, cuyas numerosas piezas de artillería bombardearon diariamente durante dos años y medio las referidas plazas españolas. El Rey felón Fernando VII, en 1814 disolvió aquellas Cortes que habían desmantelado el Antiguo Régimen para construir un texto liberal cuyo eje central impregnaba el articulado de un precepto fundamental: «La soberanía reside en la Nación» compuesta por ciudadanos libres e iguales.

La de Cádiz fue la primera Constitución Española y, seguramente, una de las más liberales de su tiempo en el contexto internacional. Resulta, pues, pleno acierto el que Alberto Núñez Feijóo eligiera ayer el Oratorio de San Felipe Neri, abanderando todo el simbolismo que representa el histórico templo, para presentar el denominado Plan de Calidad Institucional: sesenta ideas para regenerar las instituciones públicas ante lo que el líder del PP considera «la deriva iliberal de Sánchez».

Feijóo solemnizó el compromiso anunciando una serie de medidas encaminadas a despolitizar los nombramientos del CNI y las empresas públicas, incluido el CIS que hoy dirige el militante socialista Tezanos. Toda una batería de declaración de intenciones que el gallego se comprometió a cumplir en los primeros cien días de mandato, si las urnas le permiten presidir el Gobierno de España. Además, en la Tacita de Plata, ayer libre del viento de Levante, Feijóo hizo una propuesta a Sánchez que ha puesto en guardia a todo el arco político: reformar la Ley Electoral para que gobierne la lista más votada. Semejante posicionamiento reverdece el ejemplo francés de la segunda vuelta, solución que acabaría con la fórmula actual que permite la extorsión sobre quienes ansiando el poder son capaces de vender el alma al diablo para conseguir la poltrona, bailando en esa amalgama de frentepopulismo potenciada por el sanchismo.

Más solo que la una

Feijóo quiere cambiar la letra y música del baile y me temo que se va a quedar más solo que la una. Nada que hacer, a estas alturas del relato partidista patrio y vistas las grandes ventajas de las que gozan los partidos secesionistas vascos y catalanes, además de lo mal que le van las encuestas al PSOE creado a imagen y semejanza del secretario general y jefe del Ejecutivo. ¡Nanai de la China, amigo Alberto! No te esfuerces inútilmente. Si tú estuvieses dispuesto a pactar con el mismísimo diablo tampoco te interesaría tan racional propuesta, que desde hace mucho tiempo venimos proponiendo algunos que envidiamos el sistema de elección de nuestros vecinos galos.

¿Qué harían el PNV, Bildu, ERC, y una serie de partidos que sueñan con el desmembramiento de España, pero que sostienen al inquilino de la Moncloa a cambio de mucho? Por de pronto, de necesitarlo, no le podrían echar un cable a Sánchez el próximo diciembre. El cual, ya pasado el insomnio con Iglesias, y sabedor de la cruda realidad que a él no le maquilla Tezanos, no está para bromas de mal gusto. Cuanto más amplio sea el reparto, más posibilidades de seguir en el machito. Cueste o lo que cueste. A España, claro.

Periodista y escritor

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