El turno

Lledó, la Farola y la plaza de la Paz

Mi premisa, administrar lo de todos como lo propio

Eduardo del Pozo

Eduardo del Pozo

El tripartito que gobierna Castelló ha estado durante 7 años en la inopia urbanística. Ahora, a cinco meses de las elecciones municipales, despierta de su largo letargo y trata de lavar la cara a la ciudad.

Repasemos sus logros políticos: resaltar el valenciano sobre el castellano, quitarle una letra al nombre de la ciudad y trasladar a 350 metros la cruz del Ribalta. A la avenida de Lledó, santo y seña de Castelló, la están remodelando contra la voluntad del vecindario. El pavimento de la Roda (Albacete) es básico, rudimentario, sin encanto. Ha sido una oportunidad perdida porque con un concurso de ideas y con nuestra cerámica como protagonista, tendríamos un paseo del que sentirnos orgullosos por su singularidad y atractivo.

La Farola data de 1929, se construyó en el taller de José María Sáez López, es de hierro forjado y unos años antes tuvo lugar la coronación de la Verge de Lledó. Está catalogada como BIC (Bien de Interés Cultural), por su abandono de años, le falta una de sus farolas, mientras su grado de corrosión y oxidación es considerable. Este emblema de la ciudad ha carecido de mantenimiento. Ahora, por no hacerlo en tiempo y forma y a cinco meses de las elecciones, presupuestan 82.000 euros para repararla. Debería producirles vergüenza y sonrojo. 

Otro icono de la ciudad, la plaza de la Paz. En diciembre de 2021 anunciaron su remodelación y su finalización para diciembre del 2022. En 2023 han empezado las obras. La realidad es que poco sabemos del proyecto. Esperemos no sea otro fiasco.

La opinión generalizada es que la plaza tenía su encanto, habiendo muchas calles y plazas en Castelló que presentan desde hace años un estado deplorable, y con los 834.000 euros presupuestados dejarían de tener el estado penoso en que se encuentran.

Mi premisa, administrar lo de todos como lo propio. 

*Diputado de Cs en Les Corts

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