BABOR Y ESTRIBOR

Entreguismo con Mohamed VI

Basilio Trilles

Basilio Trilles

A diferencia de Pedro Sánchez, el rey de Marruecos es poco previsible. El dueño absoluto del reino alauita no se rige por norma alguna, por algo desciende directamente del profeta Mahoma. O sea, ocupa el trono por la gracia de Dios, igual que indicaban las monedas con la esfinge de Franco. Así que el monarca decidió que una cumbre de alto nivel encabezada por el presidente del Gobierno español y un séquito de 12 ministros resultaba poca cosa para suspender por dos días las vacaciones en su espectacular palacio de Gabón. Ventiló el asunto con una llamada telefónica en la que invitó a Sánchez a una visita oficial. La de estos días parece que carecía de la suficiente oficialidad. Resulta curioso el desplante, vista la actitud de entreguismo para con Mohamed VI del inquilino de la Moncloa, casualmente después de que los teléfonos de Sánchez y la ministra Robles fueran espiados por el sistema israelí Pegasus que, casualmente, es utilizado por los servicios de inteligencia marroquís. Ah las casualidades.

Libertad de expresión

El entreguismo de Sánchez, preparando el deslucido viaje a Marruecos, llegó al culmen cuando ordenó a los eurodiputados del PSOE que votaran en contra de la resolución del Parlamento Europeo, sancionada el pasado 19 de enero, por la que se insta a Marruecos a respetar la libertad de expresión y garantizar las medidas procesales de los periodistas encarcelados, al tiempo que reclama su inmediata puesta en libertad. Los socialistas españoles compartieron voto con la ultra derecha de Le Pen, en la evidente intencionalidad de evitar cualquier posible roce con el amigo Mohamed VI. El amigo que, a la postre, ha dejado en evidencia al entregado presidente del Ejecutivo español.

Periodista

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