COSAS MÍAS

Agua de borrajas

Antonio Gascó

Antonio Gascó

Mis queridos amigos Rafa y Pili me invitaron a comer en su casa, con la promesa de que el menú se iniciara con borrajas acompañadas de patatas. Tal vez sea que, por mis años, se me están yendo muchos recuerdos al garete, pero la verdad es que podría jurar no haber degustado nunca ese plato. Razón de más para agradecerle a la anfitriona su detalle, al margen de que ambos me obsequien con su amistad y su muy grata compañía.

Pero hay más, en lo concerniente a la verdura. Su nombre me trajo al baúl de los recuerdos la frase agua de borrajas, que es sinónimo de hecho de poca importancia o de que el resultado de una acción emprendida, queda absolutamente en nada. Al parecer, con todo y con eso, hasta la misma frase hecha es ilegítima, puesto que la originaria es agua de cerrajas, lo que pasa es que el vulgo alteró cerrajas por borrajas. La infusión con cerrajas no tiene sabor, de ahí que se emplease el término sintáctico, con la intención que hemos descrito más arriba: la de nada entre dos platos.

Es una de tantas corrupciones del lenguaje. Nos hartamos de decir adulteramiento (palabra que no aparece en el diccionario de la RAE) por adulteración (que sí está incluida). Y… no acabaríamos. Agua de borrajas.

Cronista oficial de Castelló

Suscríbete para seguir leyendo