LA RUEDA

Nomofobia

Henri Bouché

Henri Bouché

¿Le suena rara la palabreja del título? A mí, mucho. Parece que significa algo así como «quedarse sin móvil». Y la sufren, dicen, quienes han perdido el aparatejo, se han quedado sin batería en la calle o por cualquier motivo no lo pueden utilizar. El resultado, dicen, es la aparición de la ansiedad, trastornos del sueño o, cuando menos, pérdida de la salud mental en mayor o menor grado. Y no solo es cosa de adolescentes.

Hace unos días salí a tomar el sol en la terracita de casa (me dice el médico que tengo carencia de vitamina D y que el sol me la da gratis) y me entretuve viendo pasar la gente por la calle cargada con su teléfono móvil (más bien inmóvil porque solo permanecía pegado a la oreja). Por cierto, ¿qué diría ahora Quevedo, el poeta, sobre aquel soneto que dedicó satíricamente a Góngora? ¿Lo recuerda el lector? Decía así: «Érase una vez un hombre a una nariz pegado,/ érase una nariz superlativa,/érase una nariz sayón y escriba…/». Sustituya el término «nariz» por «teléfono» y tenemos aquí a Quevedo tras casi cinco siglos de espera. Habremos pasado del Siglo de Oro al de la Baquelita o los termoplásticos.

Vendedores callejeros

Pues, bien, viendo lo que veía tomando el sol comprobé que la mitad --o más-- de los pasajeros y callejeras estaban pegados a un teléfono móvil o inmóvil, profiriendo voces que recordaban a los no tan viejos vendedores callejeros, hoy ya sin empleo. Es curioso también que en reuniones sociales el teléfono móvil o celular, uno de los comensales es el aparatito que ocupa un lugar en la mesa para tenerlo más cerca del usuario. Estamos pendientes continuamente de su presencia. Pero el problema verdaderamente estresante es cuando uno ha salido de casa y ha olvidado el móvil. ¡Una desgracia universal! Una cosa es el uso racional, otra la irracionalidad del acto.

Y, repetimos, el hecho, patológico es frecuente. Las consecuencias, imprevisibles.

Seamos conscientes de las consecuencias y valoremos, no obstante, el buen servicio de estos medios, pero con las debidas precauciones. No es una cuestión baladí.

Profesor

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