BABOR Y ESTRIBOR

Tamames, Abascal y Feijóo

Basilio Trilles

Basilio Trilles

La agitación en el circo político sigue creciendo. Y lo que te rondaré morena, a medida que vaya avanzando el calendario electoral. Por si el patio no estaba bastante enlodado, para inri de gran parte de la ciudadanía, surge a la arena del anfiteatro patrio un gladiador a punto de entrar en la liga de los nonagenarios: Ramón Tamames cumplirá 90 años en noviembre. Desde la sapiencia que le otorga una brillante trayectoria como economista de referencia y otra no menos sugerente iniciada en la clandestinidad del Partido Comunista en la España franquista de los años cincuenta del siglo pasado, promete dar estelares momentos en el último esprint de tan prolija biografía. Esta vez Tamames, que ya colaboró con Adolfo Suárez cuando el hundimiento del CDS, romperá todos los moldes si finalmente acepta encabezar la candidatura de Vox a la presidencia del Gobierno, algo que pocos dudan al anunciar él que ya está escribiendo el discurso de la moción de censura. El segundo intento descabellado, ahora también en el estrambote, urdido por Santiago Abascal para sacar de la Moncloa a Pedro Sánchez y sus socios de ese invento llamado popularmente Frankenstein en el que da igual pactar con el mismísimo Belcebú, con tal de seguir en la poltrona.

Tamames liderando a la derecha más escorada. ¿El mundo al revés? Me inclino por aceptar el derecho a la transformación de la propia ideología, inherente al ser humano y que el propio Tamames justifica refiriéndose a Darwin y su teoría de la evolución. También está la evidencia de que a los noventa tacos uno puede hacer lo que le venga en gana, incluso la boutade de protagonizar semejante astracanada con destino a ninguna parte. El anciano intelectual ha anunciado que piensa invitar a Sánchez a su casa y obsequiarlo con un ágape en franja horaria que mejor se ajuste a la agenda presidencial. Así, Tamames, nuevo referente de Vox, pretende conversar de tú a tú y mirar a los ojos del presidente y decirle que la moción de censura que abandera es fruto de la escuela creada por él, de cuando Sánchez y el defenestrado Iván Redondo conjuraron al PNV para echar a Mariano Rajoy: «Presidente no es nada personal, sigo tu estela». La última traca del genio y figura que le hizo un corte de mangas a Santiago Carrillo.

Un nuevo espectáculo al que asiste con gozo el sanchismo. Abascal, ahora con el abuelete Ramón, continúa colaborando en la estrategia que más le conviene al presidente del Gobierno y mandarín absoluto del PSOE. En pleno año electoral resulta doblemente absurdo volver a plantear una moción imposible, cuyo efecto será el de apartar el foco de notables cuestiones que zarandean el entramado de un Ejecutivo que se sostiene merced el interés de la coalición zombi, más el apoyo externo de secesionistas dispuestos a liquidar la unidad nacional.

Me resisto (por evitar ser repetitivo, pero no hay manera) recordar al historiador Ricardo de la Cierva que en los años ochenta escribió el esclarecedor libro La derecha sin remedio. Abascal y los suyos, entre los que seguro hay gente razonable, se equivocan en el intento de emular a la Agrupación Nacional francesa de Le Pen, distorsionando el voto conservador. Al otro lado de los Pirineos, con un sistema electoral diferente, existe la doble vuelta y el que gana gobierna en solitario. El pasado fin de semana el PP celebró en Valencia la XXVI Intermunicipal que resultó escenario simbólico de la unidad interna de los conservadores, incluidos abrazos reconciliadores de Aznar y Rajoy, en apoyo sin fisuras a Alberto Núñez Feijóo. El PP, sin doble vuelta, se la juega en solitario. El milagro aglutinador de Aznar es historia. Y Abascal con Tamames.

Periodista y escritor

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