LA FIRMA DEL DIRECTOR

Cerámica, entre bambalinas

Ángel Báez

Ángel Báez

A escasas horas de que la feria cerámica Cevisama abra sus puertas tras dos largos años de parón, no está de más pararse a pensar en lo que hay detrás de cada estand, expositor, de cada uno de los productos expuestos o de esa radiante escenografía que suele acompañar no solo a este salón, sino a todos los showrooms que sirven de escaparate de una industria en su interés por despertar el interés de sus clientes.

Montadores, transportistas, electricistas, carpinteros, azafatas, traductores, operarios de limpieza, taxistas, pintores, catering, el mundo de la comunicación, camareros, guías y agentes de viajes, personal de hotel... y así una larga lista de trabajadores en la sombra se movilizan estos días para extender la moqueta de las grandes ocasiones. Porque la industria cerámica y su capacidad de generar recursos económicos no se queda en las baldosas y los recubrimientos, en los esmaltes, colorificios, ni en la maquinaria.

Así que si algo falla en el azulejo esto repercute directamente en cada uno de los sectores que, directa o indirectamente, trabaja para que el clúster funcione. Por esa razón, caeríamos en un tremendo error si pensamos que las anunciadas ayudas a esta industria --que atraviesa uno de los momentos más delicados por el alto precio de la energía-- solo benefician a los centros de producción y comercialización del producto. El azulejo es hoy el principal sustento económico de decenas de miles de personas, también de aquellas que no saben qué es estar al pie del horno o en los finales de línea.

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