a quemarropa

El fuego en la memoria

Pablo Sebastiá

Pablo Sebastiá

Durante los últimos años del gobierno popular en la Comunidad Valenciana, todos los partidos de la oposición convirtieron los incendios forestales en un tema de debate político de primer orden. Argumentaban, con mucha razón, que los incendios se apagaban en invierno, limpiando el monte seco, y no en verano, con hidroaviones, helicópteros y legiones de bomberos jugándose el tipo.

Les di la razón entonces y se la doy ahora. Los incendios se combaten en invierno. Lo curioso es que, tras ocho años dirigiendo nuestros destinos en lo Universal, nada ha cambiado. Más allá de medidas anecdóticas, cuando no surrealistas, como lo de dejar campar a sus anchas a media docena de burros por el monte para verlos morir de hambre, este desgobierno pequeño y triste no ha hecho nada que merezca la pena destacar.

Fuimos muchos los que criticamos la política forestal de aquel lejano PP, y somos aún más quienes hoy criticamos la política forestal de un desgobierno que no parece tener la menor idea del terreno que pisa. No sé si para este viaje hacía falta tantas alforjas.

Para más coña marinera, no son pocos los dirigentes de los partidos del Botánico que critican abiertamente que los vecinos de los municipios afectados por el fuego, entre el Alto Palancia y Alto Mijares, los pongan en solfa. No aceptan ser criticados, como si su legitimidad pública no les fuera dada por la voluntad popular sino por la voluntad divina. Es tal su petulancia, su endiosamiento, que critican ser criticados. No aceptan que les pidan rendir cuentas. Niegan la mayor y no quieren aceptar su responsabilidad. Resultaría patético de no ser tan triste. Nos mean encima y dicen que llueve.

*Escritor

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