CARTA DEL OBISPO

Cristo ha resucitado

Casimiro López Llorente

Casimiro López Llorente

Durante la Cuaresma hemos peregrinado hacia la Pascua de Resurrección. La Semana santa nos ha conducido al Triduo Pascual, en el que hemos celebrado la pasión, muerte y resurrección de Jesús, son inseparables. El Jesús que padeció y murió, ha resucitado y vive para siempre. Todo ha sucedido por el amor inmenso de Dios a la humanidad y a nuestro mundo, para el perdón de nuestros pecados y por nuestra salvación eterna.

Pascua es el paso de Jesús por la muerte a la vida gloriosa. Sin resurrección, la pasión y la muerte, serían la expresión de un fracaso. Pero no: ¡Cristo ha resucitado! No se trata de una vuelta a esta vida para volver a morir, sino del paso a nueva forma de vida, gloriosa y eterna. No es una historia piadosa fruto de la frustración de sus discípulos. La resurrección de Jesús es un acontecimiento real e histórico, que sucede una vez y para siempre. El que murió bajo Poncio Pilato, éste y no otro, es el Señor resucitado de entre los muertos. Jesucristo vive ya glorioso y para siempre. Las mujeres y los mismos Apóstoles, desconcertados en un primer momento ante la tumba vacía, se encuentran con el Resucitado y comprenden el sentido salvador de la resurrección a la luz de las Escrituras. En la mañana del primer día de la semana, cuando fueron a embalsamar el cuerpo de Jesús, sepultado el viernes, ya no estaba en la tumba; no porque hubiera sido robado, sino porque había resucitado.

Destruyó el pecado

Aquel Jesús, a quien habían seguido y visto morir en la Cruz, vive. En Él ha triunfado el Amor y la Vida de Dios sobre el pecado y sobre la muerte. Jesús, entregando su vida en obediencia al Padre por amor a los hombres, destruyó el pecado y la muerte. La resurrección es el signo de su victoria, es el día de nuestra redención.

Cristo ha muerto y resucitado, y lo ha hecho por todos los hombres y por cada uno de nosotros. En Él todo adquiere sentido, horizonte y esperanza. ¡Feliz Pascua de Resurrección para todos!

Obispo de Segorbe-Castellón

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