A FONDO

Calidoscopio electoral

El recuento de votos nos indica, en apariencia, que habitamos las orillas del Manzanares y no las del Riu Sec

Paco Mariscal

Paco Mariscal

Que dicen las Sagradas Escrituras que cuando callan los hombres hablan las piedras. Pero quizás hablan también los grillos que cantan a la luna electoral. E incluso, en la capital de la Plana, habla el Riu Sec, de su natural discreto y silencioso casi todo el año, y que ruge solo de forma esporádica cuando llega la impetuosa tormenta arrastrada por el viento Gregal. Y rugió de forma un tanto anormal, como las elecciones en Castelló, unas horas antes de abrirse las urnas el domingo. Aunque quienes hablan de forma contundente, cuando callan los hombres, son los números.

Y los números, o el recuento de votos depositados en las urnas, nos indican, en apariencia, que habitamos las orillas del Manzanares y no las del Riu Sec. Y, vecinos y allegados de la huerta y secano castellonense en el País Valenciano, en Castelló del Riu Sec no fuimos a votar a nuestros representantes en la Cortes Generales que tienen su sede en la ciudad del oso y el madroño, sino a nuestros alcaldes y concejales, tan cercanos. Y también, claro, a nuestros diputados en Les Corts Valencianes, que tienen su sede, no demasiado lejos, ahí al lado, a orillas del Turia de plata. Aunque los números en la capital de la decimonónica provincia de Castellón hablan despacio, y necesitan más espacio y tiempo para analizar los resultados obtenidos por los partidos políticos o las partidas serranas.

Discreción y moderación

Por eso es mejor acudir y escuchar con atención cuanto nos dicen los números electorales junto al Riu de Sonella. Ese cauce húmedo del que bebe la laboriosa, sensata y taurina población de Onda. Ahí hubo elecciones municipales y autonómicas, afirman, con contundencia los números. La moderada, centrada y liberal alcaldesa del PP no solo consolidó con 8.213 votos su gobierno local. Además, consolidó su elegancia y bien hacer en la gestión pública, y en cuanto pudo beneficiar a sus vecinos. Sin la arrogancia, sin la altanería estúpida que seduce a demasiados políticos, en cuanto alcanzan una pizca de poder. A guisa de ejemplo, no es Carmina Ballester quien tenga por norma descalificar sin más a sus adversarios políticos. Discreción y moderación encuadran sus actuaciones, y la convierten en la edil principal de derechas más votada en las tierras valencianas. Por cierto, vecinos, que ese comportamiento de los votantes de Onda ya se vio reflejado en las urnas durante los largos mandatos de Enrique Navarro hace ya algunos años. También el Navarro del PSPV-PSOE, tenía la moderación, la discreción y la nula arrogancia por divisa. Y por cierto, vecinos, junto a los 8.213 votos del PP que obtuvo el gobierno de Carmina Ballester, la ciudadanía de Onda depositó el pasado domingo en las urnas autonómicas 5.382 papeletas del PP.ay una diferencia, y los números hablan con meridiana claridad. Los números pueden incluso aludir a comportamientos de quienes acuden a la política por mor de garantizarse los onerosos garbanzos, y poco más.

Eso acontece aquí junto al Riu Sec, y también junto al Manzanares o el Turia, el Guadalquivir o el Orinoco. Así que seguiremos en este calidoscopio electoral, en tiempos electorales de los que no acabamos de salir, y nos largaremos hasta donde nuestro Penyagolosa prolonga su sombra, donde nace el Riu de Llucena, y donde se tropezó uno con un lindo episodio electoral, cuya constancia dejaremos por escrito.

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