CARTA DEL OBISPO

Generando esperanza

Casimiro López Llorente

Casimiro López Llorente

Hoy, Fiesta de la Santísima Trinidad, celebramos la Jornada Pro orantibus, es decir, por los que oran. Es un día dedicado a los monjes y monjas de vida contemplativa. Nuestra Diócesis cuenta aún con ocho monasterios de monjas de vida contemplativa, que oran por nosotros todos los días del año. En esta Jornada les mostramos nuestra gratitud por lo que representan para la Iglesia y para la sociedad. Oremos por ellos y por las vocaciones a la vida contemplativa, para que no se vean abocados por falta de vocaciones.

Para muchos, las monjas y los monjes de clausura son grandes desconocidos. Otros, llevados por el secularismo ambiental y los criterios de la eficiencia y la utilidad, piensan que no tiene sentido que haya personas –y más aún si son jóvenes-- que se retiren del mundo para dedicarse de por vida a Dios y a la oración, cuando hay tantas urgencias y necesidades en el mundo y en la Iglesia. Se expresa así un escaso aprecio del valor y de su necesidad de vida para la Iglesia y la sociedad.

Faros luminosos

Sin embargo, las monjas y los monjes son faros luminosos en medio de un mundo que ha perdido la luz de Dios y, en consecuencia, la verdadera esperanza. Es un hecho que a los hombres y mujeres liberados y acomodados de nuestro tiempo, les falta la verdadera esperanza. Es la esperanza, que despierta en nosotros cuando somos capaces de mirar la realidad más allá de la hojarasca de la historia, en su raíz primera y su horizonte último, que son los de Dios.

Las monjas y monjes de clausura nos alientan a descubrir esta esperanza. En su luminoso horizonte está generar esperanza, como reza el lema de la Jornada de este año. A ellos los impulsa haber comprendido que el reino de los cielos es un tesoro por el cual vale la pena abandonarlo todo (cf. Mt 13,44). Y así testimonian silenciosamente que, en medio de los acontecimientos diarios, a veces turbulentos, el único apoyo que no vacila jamás es Dios, roca inquebrantable de fidelidad y amor.

Obispo de Segorbe-Castellón

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