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Pablo Sebastiá

A quemarropa

Pablo Sebastiá

Las palmeras sí son verdes

En torno a tres millones de euros costó la remodelación de la avenida de Lidón de Castellón. El objetivo, según la izquierda gobernante entonces en la ciudad, fue hacerla más verde, más transitable y ecológica.

No entraré ahora a discutir si el cemento es verde o gris. Ya dijo Chesterton que llegaría el día en el que sería menester desenvainar la espada para defender que el pasto es verde. Y ese día llegó a nuestras vidas, gracias a la narrativa woke, hace mucho tiempo. Tampoco entraré hoy a destripar las vergüenzas de una izquierda patria que perdió el rumbo al aceptar el wokismo (permítanme el palabro) como dogma de fe. Esa es harina de otro costal y daría para cientos de páginas de análisis.

El caso es que, si de verdad les hubiera interesado el aspecto ecológico de la iniciativa, habrían invertido parte del dinero en realizar un análisis serio, profundo y profesional del estado de salud de las palmeras de la avenida. Basta echarles un ojo para saber que les pasa algo malo. Se comban demasiado y el color de sus palmas es mortecino. Esas palmeras sufren una o varias fisiopatías, varios trastornos, vaya, ya sea por exceso o defecto de riego, por la humedad ambiental, por exceso de nitrógeno, falta de abono, por falta de suelo para continuar enraizando, por un riego demasiado salino, por tratamientos fitosanitarios mal realizados o por vaya usted a saber por qué otra causa. El caso es que no hubo dinero de la UE para cuidar de las palmeras. Solo para cemento. Y la semana pasada reventó una de ellas. Ya no aguantó más, alertó de un posible efecto dominó y forzó a intervenir al Ayuntamiento y cortar el paso.

¡Vaya remodelación verde, transitable y ecológica!

*Escritor

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