Soy lector asiduo de la prensa escrita y así tengo más tiempo para reflexionar sobre lo que dicen las entrevistas y lo que dice y hace (o deshace) el interlocutor, según el momento en que lo dice o, de acuerdo con sus intereses o circunstancias. «¿Cambias? (decía San Agustín) Luego no eres la verdad». Aunque tampoco es así exactamente: si el cambio es para mejorar, bien está. Y en el interior está la verdad. Por eso decía el santo que «In interiore homine (hominis, decía), veritas habitat».
Pero es curioso que se hable mucho hacia afuera y se mire poco hacia dentro. Es aquello que Wundt llamaba la introspección, una manera de gestionar las emociones, de ser más felices, asomarnos a nuestro interior para juzgar mejor lo que hay afuera. Práctica menos frecuente de lo que sería deseable. Debemos vaciarnos con lo que estamos llenos para poder ser llenados por aquello de lo que estamos vacíos. Quienes no quieren ser vencidos por la verdad son vencidos por el error. Cosa muy común. «Nosotros (decía Gandhi) debemos ser el cambio que queremos ver en el mundo. Pero, antes, cambiar nosotros». Y a este respecto recuerdo los versos de Machado: «Tu verdad, no, la Verdad; la tuya, guárdatela y ven conmigo a buscarla». Eso hace falta, menos oposición y más cooperación, reflexionar lo contrario de lo que muchas veces se está haciendo. Mucha filosofía, es posible. Algunos se van por los cerros de Úbeda.
Ideología
Naturalmente, uno no va a abdicar, así por las bravas, de su filosofía de vida, de su ideología (¡faltaría más!), pero sí rebuscar en su interior la verdad, conocer y reconocer los propios fallos y reflexionar sobre sus principios y su especial manera de ver el mundo real, propio y de sus circunstancias como dice la sentencia orteguiana. Y que nada le sea ajeno al común sentir, reconociendo los errores propios e involuntarios, a veces. O, como decía Terencio: «Soy un hombre, nada humano me es ajeno».
Al gobierno de la nación nada de los ciudadanos le debe ser ajeno. Escuchar la conciencia, hacer una buena introspección, valga la alusión psicológica y filosófica y proyectarla sinceramente, sin olvidar que en el interior del ser humano habita la verdad para irradiar sinceramente a los demás. Mirar hacia dentro para salir afuera y pensar con los demás y para los demás.
Profesor