Gracias. Simplemente gracias. Una y un millón de veces, gracias. Gracias a todos los profesionales de la Sanidad en nuestra ciudad que han hecho posible que mi padre, Antonio Carrasco, pueda hoy estar con vida y junto a mí y su familia, después de unos fatídicos días en los que la salud quiso ponerlo a prueba, y con él, a todos los que lo queremos. Y de manera extensiva, gracias a todos los que se han preocupado por su estado de salud y su evolución, que han sido y siguen siendo muchos, prueba del cariño y el respeto con el que cuenta. Así que gracias.
Sois muchos los que sabéis que el 13 de julio recibí la peor llamada de mi vida. Cuando llevaba menos de un mes como alcaldesa, me llamó mi madre para decirme que mi padre se había caído y que no respondía.
Como os podéis imaginar, el susto fue extraordinario. Corriendo lo llevamos a Urgencias, y de allí ya no salió. Le había dado un ictus. No sabíamos el alcance ni las secuelas, aunque todos los diagnósticos coincidían en valorar el caso como grave. Después de muchísimas pruebas, exploraciones y diagnósticos, finalmente tuvieron que realizarle una operación complicada que gracias a Dios fue todo un éxito.
Lo hice hace unos pocos días a través de mis redes sociales personales, pero hoy también lo quiero hacer por aquí, por esta tribuna pública que es el periódico Mediterráneo. Quiero dar las gracias públicamente al Hospital Vithas por el trato dispensado a mi padre, que no ha podido ser mejor. Y en especial a Jesús Merino, un grandísimo neurocirujano y mejor persona, quien se ha volcado desde el minuto 1 en atender y resolver de la mejor manera posible el grave problema de salud que afrontaba mi padre, y que a la vista está ha sido todo un acierto. También quiero agradecer al doctor Xavier Admetller Castiglioni, cirujano cardiovascular, su labor, con unas manos extraordinarias. A todos ellos estaré eternamente agradecida por salvarle la vida a mi padre.
Hoy Carrasco, como cariñosamente todos lo conocen, está recuperándose estupendamente, e incluso ya está disfrutando de pequeños placeres --pero en realidad grandes cuando tienes una segunda oportunidad y aprendes a valorar todo lo bueno que nos pasa y tenemos a nuestro alrededor-- como el concierto de Raphael, en el SOM Festival Castelló o la paella de familiares y amigos de los apartamentos Costa Rica con motivo de la festividad del 15 de agosto, que es una tradición grabada a fuego en el calendario personal.
Y también quiero aprovechar esta oportunidad para ensalzar la valentía de mi madre, Conchi García, que ha vuelto a demostrarnos a todos lo grande que es y la entereza que siempre tiene para afrontar los problemas y seguir adelante incluso ante las peores situaciones.
Escribo estas líneas porque no puedo estar más agradecida, y porque necesito pregonar mi alegría a los cuatro vientos. Y porque de la misma manera que yo ya he vivido, es importantísimo aprender a valorar lo que tenemos, porque casi siempre lo urgente, no nos deja ver lo verdaderamente importante.
Y porque una vez más, se pone de manifiesto lo esencial que es contar con unas infraestructuras sanitarias. Tenemos unos magníficos profesionales, pero necesitamos más infraestructuras, caso de un Hospital General nuevo, y más médicos para atender las urgencias y listas de espera kilométricas que existen en nuestra provincia.
Por mi parte, trabajaremos sin descanso para que Castellón pueda seguir contando con la mejor Sanidad posible. En ello no escatimaremos esfuerzos ni recursos.
Es justo, es lo que deseamos y es lo que vamos a tratar de conseguir, en beneficio de nuestra ciudad y de todos nuestros vecinos.
Mientras tanto, no olvidemos ni despreciemos todo lo que tenemos. Y una vez más, simplemente Gracias.
Alcaldesa de Castellón