Con cada final de verano muchos municipios nos vemos obligados a lidiar con la temida gota fría, uno de los desafíos más grandes a lo que debemos enfrentarnos como gestores municipales y que venimos sufriendo cada vez con más intensidad, frecuencia y virulencia. Episodios de repentinas variaciones térmicas, lluvias cuasi torrenciales y tormentas que parecen querer visibilizar con firmeza la realidad del evidente cambio del comportamiento del clima, sus efectos y las consecuencias a las que nos vemos obligados a enfrentarnos en los próximos años, si no vamos poniéndole remedio.
Podremos trabajar para intentar prevenir los efectos más adversos de cualquier temporal, gota fría o DANA como la llaman los expertos, pero lo cierto es que la incapacidad que tenemos para poder predecir con exactitud la magnitud de las precipitaciones y sus consecuencias nos debería obligar a reflexionar y asumir la evidencia científica, además de trabajar en tres líneas básicas de prevención: Extremar el cuidado en la planificación de nuestro urbanismo futuro; adecuar y dimensionar los servicios de mantenimiento que van a requerir nuestras ciudades y poner en marcha de forma inmediata los Planes de Acción Contra el Cambio Climático.
Estragos
En Benicàssim somos bien conocedores de los estragos que estas tormentas nos dejan, por eso hemos aprendido y cada año planificamos y nos anticipamos con diferentes actuaciones preventivas para mitigar todos estos efectos que conllevan los riesgos de inundaciones que podamos sufrir en nuestras calles y avenidas. Por ello, en nuestra agenda local está muy presente el mantenimiento continuo, la adecuación y limpiezas tanto ordinarias como extraordinarias de cauces y barrancos en su trama urbana, eliminando obstrucciones en puentes, limpiando cauces que eviten arrastres, con el objetivo de mejorar la capacidad de drenaje y reducir el riesgo de desbordamientos.
También el vaciado y limpieza de los imbornales y rejillas de nuestras vías públicas, junto a todo el mantenimiento de la red de alcantarillado y pluviales han sido esta última quincena de agosto objeto de una limpieza exhaustiva mediante la utilización de camiones desatascadores que han trabajado a destajo en aquellos tramos más sensibles de la red, para garantizar un óptimo estado de funcionamiento y tener todos los dispositivos de alerta así como los medios técnicos y humanos municipales dispuestos para tratar de minimizar al máximos riesgos y evitar daños.
Continua alerta
Pero por muchas medidas activas y concretas que realicemos, el tiempo es imprevisible en la mayoría de sus casos, lo que nos obliga a quienes tenemos responsabilidades de gestión a permanecer en continua alerta y prever cuantas inversiones sean necesarias para la mejora de las infraestructuras urbanas, así como también al mantenimiento de las existentes.
Por ello, desde el Ayuntamiento de Benicàssim, trabajamos para superar cualquier situación. Lo hemos venido demostrando en los últimos años, aprobando el primer Plan de Acción contra la mitigación y adaptación al cambio climático, sensibilizando a los vecinos de la importancia de contribuir, con cada uno de nuestros gestos diarios, a emprender el camino que contribuya a minimizar los efectos negativos que el cambio climático está produciendo en la naturaleza, las personas y en nuestra economía.
También venimos trabajando en la elaboración de cuantos estudios técnicos y medioambientales nos permitan dar una solución definitiva al encauzamiento del barranco de La Parreta. La obra, que ya cuenta con el visto bueno de la Conselleria, consistirá en mantener las grandes avenidas de agua en un gran lago laminador y retenerlas en el declarado Humedal del Cuadro Santiago, lo que evitará desbordamientos en la zona.
Y, cómo no, seguimos trabajando en la puesta en marcha del Plan de Estrategia y en materia de prevención. El cambio climático es una realidad y de lo rápido que nos adaptemos, mejor que mejor. Porque todo esto que parecía lejano, ya ha llegado.
Alcaldesa de Benicàssim y senadora