De todos es conocido que la empatía, en política, es una de las cualidades más valoradas por la ciudadanía, pero sin duda alguna desde mi punto de vista es un rasgo necesario y fundamental para quienes nos dedicamos a la política más cercana y local.
Quienes entendemos la noble tarea del municipalismo sabemos que cumplir con las legítimas demandas de los vecinos debe ser nuestra única prioridad, pero la gestión de algunas cuestiones municipales a veces se hace casi imposible, al no depender su resolución del propio ayuntamiento, si no de otras administraciones que, a su vez, dependen de otros presupuestos y, hasta ahora, de otras voluntades políticas, lo que hace difícil que desde el ayuntamiento podamos emprender nuevos proyectos o implementar las soluciones más efectivas.
Sin embargo, desde la responsabilidad de contar con la confianza de la ciudadanía y desde la lealtad institucional que nos caracteriza a quienes de verdad creemos en el municipalismo sabiendo que hemos venido a ponernos al servicio de todos, no nos cabe en la cabeza el ninguneo al que Benicàssim ha sido sometido por los gobiernos socialistas, al frente de la Comunitat, o al frente del Gobierno de la nación.
Recuperar la ilusión
Y lo afirmo porque ha sido necesario un cambio de rumbo en la Generalitat para observar y sentir cómo la política se vuelve cercana y sobre todo útil. En apenas tres meses con el president Carlos Mazón al frente del Consell, desde las distintas conselleries, se vuelve a escuchar a los ayuntamientos y a los valencianos, invitándonos a recuperar la ilusión por trabajar, sacándonos del obligado letargo socialista y encauzando la resolución de proyectos tan urgentes como necesarios para el desarrollo de Benicàssim. Uno de esos proyectos es la nueva depuradora para Benicàssim que tantos años hemos estado reclamando al Sr. Puig, y tan necesaria para atender el servicio de un municipio turístico cómo el nuestro y afrontar el aumento de población en los meses de verano y aún hoy, obligados a derivar el excedente de caudal a la estación depuradora de Castellón.
Una solución, que lejos de ser momentánea o extraordinaria, sí ha dejado de ser prioritaria y eso a pesar de que ya en 2010 el Estado declaró la construcción de una nueva estación depuradora como obra de interés general, comprendiendo la necesidad de Benicàssim y entendiendo que esta infraestructura ofrece la solución para una gestión y servicio adecuada para ambos municipios.
Sorpresivamente, lejos de avanzar en la consecución de este compromiso adquirido, el Ministerio no solo no cumple, si no que sin ningún tipo de explicación nos eliminó de sus planes en su nuevo Plan Hidrológico 2022-2027, ninguneando a Benicàssim por enésima vez en una obra tan necesaria y con tanta connotación medioambiental, aspecto éste que parece haber olvidado el presidente Sánchez al que año tras año se lo recordamos a través de enmiendas a los Presupuestos Generales del Estado, y que año tras año se olvida de incluir en las cuentas la partida necesaria para financiar esta infraestructura. Eliminados de los planes del gobierno socialista, ahora la solución pasa por la Generalitat, quién sí ha entendido la necesidad de que esta infraestructura vaya dando pasos firmes hacia su proyección y ejecución.
Reunión esperanzadora
La predisposición y respuesta obtenida en la pasada reunión con la consellera de Infraestructuras Territorio y Medio Ambiente, no podía ser más esperanzadora y en eso consiste la verdadera política, en hacerla útil para los ciudadanos en ponerse al lado y no enfrente de los ayuntamientos, empatizando a través de la escucha activa, entendiendo que éste es un proyecto prioritario, urgente y necesario para poder cubrir las necesidades reales de Benicàssim.
Desde el gobierno municipal ya nos hemos puesto a disposición para trabajar de forma coordinada para, por fin, avanzar en el modelo de desarrollo urbano, social, económico y medioambientalmente sostenible que nuestra ciudad necesita.
Alcaldesa de Benicàssim y senadora