El Periódico Mediterráneo

El Periódico Mediterráneo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Benjamín Sánchez

TRIBUNA SINDICAL

Benjamín Sánchez

¡Miren que es difícil ser demócratas!

Si tratamos de simplificar, la democracia, indirecta o directa o más o menos participativa, se trata de acordar una determinada conducta o decisión mediante una votación. Dicho así, es muy fácil. Votamos y elegimos. Existe por supuesto y debe existir la capacidad de pensar de forma diferente, la capacidad de expresarnos, la capacidad de debatir sobre nuestras convicciones, la posibilidad de convencer o de que nos convenzan; el derecho a cambiar de opinión… Y con todo esto, en democracia, cuando termina la capacidad de acordar, acordamos votar y acordamos que la decisión mayoritaria será asumida por todos. Ahí empieza la complicación; porque después de votar, las opciones quedan reducidas a la opción mayoritaria.

Yo antes pensaba lo contrario, defendía lo contrario, apelaba a las bondades de lo contrario e intentaba convencer a todo el mundo de lo contrario y… después de votar, debo defender lo acordado, que es lo contrario a aquello que defendía y de lo que estaba convencido. ¡Valga el galimatías!

De estas cosas sabemos en UGT. Nos peleamos en los congresos, apoyamos a un candidato, gana el otro y después es el secretario general de todos. Pensamos en algo prioritario, otros piensan que es otra cosa, lo discutimos, vamos a un congreso, lo votamos y se define lo prioritario. No es que no nos cueste, es duro y difícil, incluso aunque estemos entrenados desde pequeños.

Una Fanta con tres vasos

Recuerdo que siendo niño --éramos tres hermanos-- en algunas ocasiones mis padres nos sacaban de paseo. También en ocasiones nos sentábamos en una terraza (eran tiempos de contención y poco derroche) y dado que no era por sed, sino por capricho, nos pedían una Fanta con tres vasos. No en pocas ocasiones, esta alegre situación terminaba en bronca por la opción de los sabores: ¿de naranja o de limón? Después del rifirrafe, mi madre, claro, imponía la democracia. Y no había más opción, si querías limón y tocaba naranja por el voto mayoritario, te consolabas y te bebías tu parte; si alguno se ponía muy farruco, la bebida se repartía solo entre dos y el discordante se iba a casa… más calentito.

Después vinieron otros momentos y decisiones, con amigos, con parientes, con compañeros de trabajo, donde también he participado de decisiones grupales; incluso he hecho el cazurro y cuando las cosas no han sido de mi agrado, me he ido a casa enfurruñado. ¿Este verano campo o montaña? ¿Vamos al cine o al teatro? ¿Cenamos pizza o comida china? La vida está llena de decisiones democráticas y a casi todos nos encanta decir que somos demócratas, pero os aseguro que sabemos si somos demócratas o no cuando perdemos.

El talante democrático se demuestra cuando participamos de la opción minoritaria y hemos de asumir la derrota. Ser demócrata ganando es fácil. ¡Buena semana!

Secretario General de FsMC Comarques de Castelló

Compartir el artículo

stats