Opinión | LA RUEDA

¿La política?

Querido/a lector/a: ¿recuerdan a aquel político del PP que le solicitaba, a otro miembro de su partido, que le diesen una oportunidad para ganar más dinero porque estaba arruinado, necesitaba mucho para vivir y, encima, quería comprarse un coche de 16 válvulas? ¿Lo recuerdan? Bueno pues, ese era y es Zaplana, el que fue alcalde de Benidorm, president de la Generalitat y ministro de Trabajo. Un personaje cuya vida política nunca estuvo ausente del halo y acoso de la justicia (Terra Mítica, los contratos con Julio Iglesias…), pero tardó mucho en salpicarle (caso Erial en el que presuntamente participó en amañar, a cambio de dinero, las ITV).

Dificultades con Fabra

La verdad es que su ambición le hizo llevarse mal con casi todos los dirigentes del PP valenciano. Tenía dificultades con Fabra en Castellón, con Rita en Valencia… y, hasta Camps, que acaba de ser absuelto de 10 causas de posible corrupción, lo acusó de ser el introductor en el País Valencià del desastre que ha sufrido el PP con el caso Gürtel. Y todo eso sin mencionar su intervención, voy a decir indirecta pero reconocida por todos los especialistas, en la desaparición de la base financiera valenciana.

¿Que por qué habló de Zaplana cuando ya no existe en política? Porque la semana pasada, después de más de dos meses que ha durado el juicio del caso Erial, cuando el juez le concede el turno de la última palabra, va y dice que la dedicación a la política ha sido un privilegio. Pero su ejercicio lo había traído allí. ¡No! No ha sido la política lo que lo ha conducido ante los tribunales, sino los indicios racionales de que la estaba patrimonializando en beneficio propio y no como poder al servicio de los ciudadanos sin poder. Eso sí, la absolución o la condena, la dirá la sentencia y habrá que respetarla.

Analista político

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