Opinión | LA RUEDA

Este FIB no conviene

Que conste que para mí el festival de Benicàssim es como ser de un equipo de fútbol: veo otros conciertos, me puede atraer más otro cartel, pero soy del FIB y acudo a él por elementos románticos: mis amigos y un recinto mágico. Pero aquí estoy, con el sabor del hincha cuyo club baja tres categorías de golpe.

Las críticas a esta edición por parte de los asistentes han sido feroces, sobre todo con el sonido. A mí, sin embargo, me parece que el sonido es el menos preocupante de los problemas: un fallo técnico es fácil de resolver. Lo que es realmente complicado de dar la vuelta es el error de concepto sobre el que The Music Republic ha construido el nuevo FIB. Un modelo que va contra la economía del entorno y contra la diferenciación artística. Sobre lo primero, casi nadie gana dinero en este FIB más allá de la organización, que favorece el consumo interno, y las pocas empresas que logran un espacio dentro del recinto del festival. La economía local ya ha alertado de que obtiene un retorno exiguo. Sobre lo segundo, y sin entrar a valorar gustos musicales personales, es irrefutable que las bandas del cartel del FIB son las mismas que recorren diez festivales provinciales en España. La inversión del dinero que se embolsa el FIB en barras, abonos, camping y hasta el sonrojante tícket para las duchas brilla por su ausencia al confeccionar el cartel del año siguiente. 

El FIB ha dicho a sus seguidores en redes sociales que «gracias por exigir» y que ellos también son «amantes del festival». Si esa frase va en serio, el FIB tiene que cambiar de concepto ya. Y no corresponde solo a su público hacer presión, sino a las autoridades. El FIB sale adelante, en parte, con dinero público. Generalitat, Diputación, Ayuntamiento, ¿qué sentido tiene apoyar un festival que no se molesta en contribuir a su sociedad sino que juega a monopolizar el consumo? ¿Por qué inyectar dinero a un evento que se niega a atreverse a ser referente nacional? (Excepto en liderar la tabla de cláusulas abusivas). The Music Republic no muestra intenciones de montar un festival innovador, beneficioso para su tierra y amable con sus asistentes. Este FIB no le conviene a Castellón.

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