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Opinión | CARTA DEL OBISPO

Escuchar a los jóvenes

A los adultos nos cuesta escuchar a los adolescentes y los jóvenes con paciencia, comprender sus inquietudes y proponerles la vida cristiana con un lenguaje que ellos entiendan. Así lo indica el papa Francisco, en la exhortación Evangelii Gaudium (cf. EG 105). En este sentido, cada día adquiere más protagonismo el acompañamiento personal en la pastoral juvenil. Quienes trabajan con jóvenes están descubriendo la necesidad de ofrecerles acompañamiento personal; y se sienten llamados a ayudarles para orientar su vida mediante una relación personal caracterizada por la acogida, la escucha y la propuesta de medios para crecer en la vida cristiana. Es la respuesta a la necesidad de adolescentes y jóvenes de personalizar la fe en el contexto actual de secularización y de pluralidad de ofertas.

Este acompañamiento personal en la Iglesia hemos de situarlo en la Iniciación Cristiana, que genera a un cristiano y crea comunidades cristianas. Para ser cristiano, la persona necesita ser iniciada en la experiencia de la fe, porque es fruto del encuentro personal con Cristo vivo.

En el acompañamiento hay que poner a la persona del adolescente o del joven en el centro. Es preciso tener una visión integral de la persona para ver lo humano y lo espiritual-creyente íntimamente unidos. Los bloqueos madurativos dificultan los procesos espirituales. Se ha de partir siempre de la persona en su situación concreta teniendo en cuenta sus raíces, su historia, sus sueños, virtudes y problemas. El acompañado ha de ser invitado a tomar la vida en sus propias manos, a asumir el riesgo de las propias decisiones y a ser protagonista de la propia historia.

El acompañamiento personal espiritual de adolescentes y jóvenes nos ha de interpelar a todos: sacerdotes, religiosos, laicos, padres y madres. Muchos adolescentes y jóvenes necesitan ser escuchados y buscan progresar en su vida cristiana. La experiencia dice que solo quien se ha dejado acompañar podrá ser un buen acompañante, que ha de contar además con una buena formación teórico y práctica, pero también espiritual.

Obispo de Segorbe-Castellón

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