Opinión | TRIBUNA VECINAL
De vuelta al trabajo
Tras las vacaciones estivales da comienzo el curso escolar, reabren gimnasios, academias, regresa la actividad a la ciudad y se reanudan las reuniones mensuales de las Juntas y de los Consejos de los diferentes distritos de Castelló.
En estas sesiones participan los presidentes de las asociaciones vecinales de cada zona, representantes políticos, tanto del equipo de gobierno local como de la oposición, además de vocales, presidente, vicepresidente y secretaria que redacta las actas, informa de la resolución de las propuestas, toma nota de las peticiones o sugerencias y las traslada a las distintas concejalías, donde los temas son estudiados por los técnicos y se les da solución o no. Las respuestas unas veces tardan y
otras veces parecen decisiones tomadas tras la mesa del despacho, sin visitar el lugar que es objeto del problema. Esa actitud debería mejorar si estamos de acuerdo en que un funcionario desempeña un servicio público y retribuido. En el otro extremo están los representantes vecinales que trabajan para sus vecinos desinteresadamente, y puedo asegurar que les cuesta su tiempo, dinero y, a veces, disgustos.
Peticiones
Los representantes de los vecinos llevan a las reuniones de los Consejos de Distrito temas muy variados, desde deficiencias en el alcantarillado o solicitarlo cuando se carece de él, peticiones de alumbrado público, reparación de baches en determinados puntos de nuestros barrios, semáforos que cambian a rojo demasiado rápido, limpieza de hierba en parcelas que los propietarios desatienden, reposición de árboles, poda y renovación de plantas en algunos jardines, mejora de la limpieza de calles y cunetas, reposición o arreglo de contenedores y papeleras, alertar al detectar plagas de roedores o mosquitos, solicitar placas de señalización viaria o designación de nuevas calles o insistir en la necesidad del autobús urbano en las urbanizaciones de montaña.
Treinta años pidiendo el bus
Esto último, el bus en las urbanizaciones, por fin se ha hecho realidad; casi treinta años llevaban los vecinos pidiéndolo. Un vecino bromeaba hace unos días: «Tenemos ya autobús y no hemos tenido que secuestrarlo», haciendo mención al 47, autobús de Barcelona de los años 70. La verdad es que podemos entender la decisión del conductor de aquel 47, cuando se ve que pasa el tiempo y no se obtiene una respuesta que mejore el bienestar de nuestros vecinos, pero mantendremos la calma y el diálogo trabajando a través de los Consejos de Distrito.
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