Opinión | MIRADA ABIERTA

No es la tasa, es la basura

Se podría parafrasear a Bill Clinton, con el eslogan de la campaña del 92 es la economía, estúpido en el debate de actualidad sobre la tasa de basura para centrar la atención en lo realmente esencial, la basura.

Se han escrito ríos de tinta sobre el tasazo o el basurazo poniendo el foco en el aumento de la tasa. Como si el problema fuera la tasa y no la basura. Y resulta paradójico que se haya puesto el acento en el pago del servicio por los contribuyentes porque, hasta la fecha, ya lo venimos pagando mediante la propia tasa o a través de diferentes figuras tributarias, como el IBI u otras. Pero pagar ya se paga y, por supuesto, con dinero del contribuyente.

La Directiva 2008/98/CE, sobre los residuos, fue aprobada por una amplia mayoría de los grupos políticos europeos, encabezada por populares y progresistas, preocupados por proteger el medio ambiente y la salud humana.

La Directiva persigue la reducción, reutilización y reciclaje de los residuos, estableciendo un mecanismo más transparente, que permite conocer el impacto de las basuras en nuestros bolsillos y contribuye a concienciar y a actuar responsablemente sobre la generación de residuos.

«Quien contamina, paga»

La ley de residuos no impone un pago nuevo por el coste de generación y tratamiento de la basura que producimos, sino que establece la forma en que se ha de sufragar: mediante un tributo a pagar por la ciudadanía por contar con el servicio, específico y diferenciado de otros tributos, no deficitario y que responda al sistema de pago por generación para aplicar el principio de «quien contamina, paga».

Es deseable que las ciudades avancen hacia la implantación de contenedores de basura inteligentes que permitan identificar a los usuarios mediante dispositivos digitales antes de depositar los residuos y puedan ofrecer bonificaciones fiscales que incentiven la reducción de la basura, que es el verdadero problema.

Una conducta más responsable puede aliviar el planeta y nuestra economía doméstica.Y ese es el camino, porque no podemos vivir en un planeta contaminado.

Economista

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