Opinión | LA RUEDA

La auténtica noticia estaba al lado

A pesar de que la condena de Zaplana (10 años de cárcel y 25 millones de euros) es cosa que apareció en los diferentes periódicos la semana pasada, no quiero pasarla por alto. Posiblemente, porque ver como un Molt Honorable president de la Generalitat valenciana engaña a sus conciudadanos y, de paso, aprovecha en beneficio propio la información y el poder que tiene, es una felonía tan fuerte y desgraciada que no debe caducar. O al menos así lo veo y así lo comento.

De todas formas, lo que quiero señalar es que no me extraña que algún político, de cualquier partido democrático, de unos o de otros, salga corrupto. Así de claro. Digo, que aunque la Constitución reconoce a los políticos y a los partidos destacadas funciones sociales como las de organizar, representar... la voluntad de las personas y organizaciones, estos privilegiados representantes ni son ni viven en la Luna. Más bien al contrario, pululan por nuestro mundo. En ese que a veces el mérito o el triunfo se le reconoce al que solo tiene dinero o, también, al espabilado que engaña y no lo pillan. Un mundo, repito, donde los valores esenciales y populares no son, precisamente, ni la solidaridad ni la justicia social. Por lo tanto, y aunque no me guste, veo lógico que existan políticos como Zaplana. Hablo de gente que no mantiene la autonomía de la política respecto de los poderes económicos, que la patrimonializa o, peor aún, que tratan a los ciudadanos como súbditos y no como representados.

En todo caso, la cuestión, la auténtica noticia, la que asusta porque denuncia que lo de Zaplana no es un accidente puntual y aislado, sino un asunto organizado y permanente, es la que aparecía justo al lado y decía que en el País Valencià la gestión del PP suma 185 condenas por corrupción.

Analista político

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