Opinión | Editorial

Mazón se queda corto

El presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón.

El presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón. / Europa Press

Era el día de dar explicaciones, de detallar los planes para la reconstrucción y dar un vuelco a la actitud del Consell para evidenciar que se ha aprendido la lección. La comparecencia de Carlos Mazón ha sido decepcionante, sin cambios de forma y fondo: una nueva ‘supervicepresidencia’ para coordinar los trabajos de reconstrucción, un plan de recuperación que ya se había anticipado y dependerá de los fondos del Estado y unas explicaciones que no se han separado ni un milímetro del relato de los últimos días.

Ha sido una intervención sin propósito de enmienda. Se han reconocido errores, pero se ha señalado más a los ajenos que a los propios. Mazón se ha refugiado en argumentario mantenido por la Generalitat desde el primer día: el Consell fue víctima de negligencias ajenas, en concreto, del Gobierno de España, que le dejó a oscuras por un “vacío informativo”. Se ha designado en sede parlamentaria el chivo expiatorio: la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), tras días difundiendo cronologías profusas sobre el papel del organismo responsable de la gestión hídrica, pero con información muy escasa respecto a los actos propios, como si no fuera con él.

El presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, ha evidenciado que oyó el mensaje de la histórica manifestación del sábado 9 de noviembre en la que 130.000 valencianos se echaron a la calle por la deficiente gestión de la DANA, pero no ha querido entenderlo. Por primera vez en 16 días, entonó algo parecido a una disculpa, dentro de una ausencia de autocrítica real: se ha refugiado en fallos del sistema, en la descoordinación, en la virulencia de un fenómeno meteorológico ciertamente extraordinario en dos cauces fluviales al mismo tiempo y en protocolos que no han resistido una DANA histórica.

Sin embargo, ha sido un relato donde su papel personal y político se difumina en recovecos burocráticos. Ha sido una omisión atronadora, resumiendo en dos frases su papel ese día. “Mantuve mi agenda plenamente consciente de cómo estaba la situación”, delegando en la consellera, y atribuyendo incluso al tráfico y el mal tiempo su demora en incorporarse al Cecopi. Ni una mención a su desconcertante comida de varias horas, a la imprevisión respecto a una DANA anunciada que siempre fue dos pasos por delante, al retraso en la constitución del Cecopi o a las potentes señales que, desde primera hora, daba el episodio en diferentes puntos del territorio.

Su desaparición aquella jornada es un fantasma que le va a perseguir el tiempo que dure la legislatura a la que este viernes ha querido dar el botón de reinicio. Aunque sacrifique a la consellera de Justicia, responsable legal de toda esta gestión, va a ser un reto mayúsculo convencer a la sociedad valenciana de que, quien no compareció el 29 de octubre, es la persona ideal para recomponer los daños y cicatrices que dejó esa trágica jornada. Poco importa, en este contexto, los perfiles que escoja ahora mismo para reinventar la legislatura y liderar la reconstrucción: "Si no soy capaz de liderar la recuperación, no optaré a la reelección". Ese mensaje fue lo más parecido a una asunción de responsabilidades políticas en primera persona.

Vox ha lanzado una dura reprimenda, pero todo quedará ahí, por el momento. El portavoz valenciano de Abascal le invita a hacer propósito de enmienda.

La inesperado ha llegado por el lado socialista: Diana Morant, secretaria general y también ministra de Sánchez, intencionadamente sin perfil en esta crisis y sin participación en la política de recuperación del Gobierno al que pertenece. Sin demasiado convencimiento, propuso a Feijóo, el revés de la propuesta del líder nacional del PP a Sánchez: apoyar a un nuevo Consell sin Mazón a cambio un adelanto electoral en el 2025. Un Consell “técnico y de transición”, algo que choca con las limitaciones reglamentarias de las Corts para elegir president. Un cheque en blanco para no depender de Vox. Sería una solución razonable si fuera algo más que un brindis al sol. Valencia se ha convertido, desgraciadamente, en campo de batalla de la política nacional. Y en ese contexto, el necesario entendimiento entre PP y PSOE lleva tiempo en el dique seco.

Tracking Pixel Contents