Opinión | COSAS MÍAS

Luz eléctrica

El progreso de la ciudad supuso la aparición de una cada vez más amplia clase obrera, como lo demuestra la creación del Ateneo Obrero, presidido por el cerrajero José Mallol, que se dio a conocer en una suntuosa fiesta alumbrada con luz eléctrica, celebrada el 15 de febrero de 1880 en el adornado patio del instituto de bachillerato, ubicado en el desamortizado convento de monjas clarisas de la calle Mayor. El centro social de este círculo estaba ubicado en el popular carrer d’Amunt (actualmente Alloza). Desde el 24 de noviembre de 1899, la ciudad comenzó a contar con farolas de luz eléctrica y en las viviendas particulares. Cuando Sagasta ocupó el poder en el turno rotatorio de partidos, un nuevo cambalache llevaría a cabo el fabrismo local y provincial, en demostración de su marcado oportunismo y sagacidad acomodaticia. Al pasarse al grupo liberal Carlos O’Donnell, muchos de sus adláteres emigraron con el líder nacional, a las filas del nuevo bando, lo que significó una ruptura con los conservadores locales y provinciales en 1881, e incluso con algunos pesos pesados del propio cossi, como Ruiz Vila, José Bigné, Carlos Ferrer, Domingo Herrero o José Tárrega, estos dos últimos seguidores del excanovista Romero Robledo. Fue el colectivo conocido con el mote de El cossi de la Tia Javiera.

La demostración más patente del fervor fusionista del grupo de Pantorrilles la refiere Ribelles, al señalar que La Provincia, periódico local de esta camarilla, que en sus orígenes se intitulaba «conservador», desde esa fecha cambió su denominación por la de «liberal».

Cronista oficial de Castelló

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