Opinión | BABOR Y ESTRIBOR

De Posteguillo a Robles

Palas y cepillos amontanados junto a un palé en Paiporta.

Palas y cepillos amontanados junto a un palé en Paiporta. / AGENCIAS

Estremece escuchar al colega y amigo Santiago Posteguillo contar cómo vivió en primera persona la riada que al atardecer del pasado 29 de octubre sembró de muerte y destrucción l’Horta Sud. Santiago fue una de las víctimas de Paiporta, la próspera población arrasada sin que cayera ni una sola gota de lluvia en su término municipal. El escritor y profesor de la UJI hizo una apeló a las conciencias de quienes nos representan en el Senado. «En el siglo I a. C, los políticos se apuñalaban entre ellos. En el siglo XXI la sensación es que los políticos apuñalan al pueblo». A sus señorías les contó cómo aguantaron él y su pareja durante las 48 horas siguientes al desbordamiento que se llevó por delante 221 vidas, ocasionando un desastre económico y social sin parangón en periodo de paz. Pasados dos días seguían estando solos, a la espera de que el Estado de la cuarta potencia de UE mandara los recursos que la extrema situación requería. Entonces decidió llamar a sus contactos: «Hablé con el Ejército, no puedo decir aquí lo que me dijeron». Sus señorías se removieron. «Cuando colgué le dije a mi pareja: tenemos que salir de aquí por nuestros propios medios». Abandonaron el domicilio y caminaron muchos kilómetros por un escenario de absoluta devastación, hasta llegar a Valencia. «¿Cómo puede ser que en 48 horas no venga nadie? ¿Alguien me lo puede explicar? ¿En España? ¿En el siglo XXI?», dijo el Premio Planeta mirando a los senadores. Silencio sepulcral en la Cámara Alta. Posteguillo siguió el relato, superando la emoción a punto de desbordarlo, y denunció que tres semanas después del desastre el momento seguía siendo dramático en extremo. «Ha sido muy cruel no avisar, pero es más cruel no ayudar con la energía que hace falta», terció con los ojos nublados por la emoción, para seguir abundando en la vergonzosa situación creada por la insuficiente respuesta de los resortes del Estado ante los efectos de una catástrofe natural, capaz de propiciar la mejor respuesta ciudadana y desvelar lo peor de la política institucional.

«No tienen ni idea de lo que está pasando la gente, ni idea», aseveró Posteguillo el pasado viernes, para acabar citando a Antonio Machado: «Españolito... una de las dos Españas ha de helarte el corazón». Concluyendo: «A veces la sensación que hay es que las dos Españas nos están helando el corazón».

La verdad sin filtros

A la espera de la toma de decisiones del general Gan, hoy jura el cargo de vicepresidente para la Reconstrucción, el testimonio de Santiago Posteguillo en el Senado es el de la verdad sin filtros. «No se están limpiando las calles con la velocidad necesaria. Por favor, en la pequeña o gran influencia que cada uno de ustedes puedan tener, luchen para que esto no sea así». Ese mismo día, la ministra de Defensa Robles, en tono alterado, desvió su responsabilidad ante unos vecinos de Paiporta que reclamaban al Ejército para sacar el agua y el lodo de los garajes. Ella echó la culpa a alcaldes y Cecopi, diciendo que estaba allí porque tiene 8.000 hombres sobre el terreno. ¿Y por qué no 20.000? Margarita.

Periodista y escritor

Tracking Pixel Contents