Vergüenza de Sánchez

Si tiene, debe de pasar mucha. Si no, pues eso, que le da todo igual. Seguir mandando prima sobre todo lo demás, sea lo que sea, incluso catástrofes. Ante la DANA mortal decidió no intervenir: «Si quieren ayuda, que la pidan». Desprecio inaceptable a los valencianos. No declaró el estado de alarma, ni mandó al ejército desde el primer momento, que hubiera sido fundamental para hacer frente a una catástrofe de esta dimensión con utilidad. Ni siquiera suspendió el pleno del Congreso en señal de duelo, porque tenía que asaltar la televisión española, igual que lo hizo con la abogacía del Estado, la fiscalía, el Tribunal Constitucional, el Banco de España y todo lo que suponga un control total del poder. Huyó como un cobarde de Paiporta, tras ser recibido con abucheos, insultos y barro, igual que donde quiera que va. Condiciona su ayuda a Valencia a que le aprueben los presupuestos, chantaje. Le echa toda la culpa a Mazón, sin reconocer la suya y la de los suyos: Marlaska, Robles, Ribera y su Confederación Hidrográfica del Júcar. De paso viene bien para tapar el montón de líos pendientes, que llevará a muchos a la cárcel. José Luis Ábalos, al que se le acusa de malversación, cohecho, tráfico de influencias y pertenencia a organización criminal; Koldo; mascarillas; su mujer, Begoña Gómez; su hermano, David Sánchez; el fiscal general Álvaro García; Aldama; amnistía; indultos; malversaciones; régimen fiscal catalán; Delcy Rodríguez y sus 40 maletas; tráfico de influencias; pactos con la ultraderecha europea. Se trata de que un escándalo tape al anterior. Ganar el relato.