El fango está en l’Horta Sud

La honradez de Juan Lobato, dimitido secretario general de los socialistas madrileños, no ha podido brillar en el 41 Congreso del PSOE, baño de masas a la búlgara para mayor gloria personal de Pedro Sánchez. Agarrado al Manual de Resistencia, cual Leonardo DiCaprio asido a la que creía tabla de salvación en las heladas aguas del Atlántico Norte, mientras el Titanic se hundía. En la película la chica sobrevivió, no sabemos si ahora el iceberg Peinado se la llevará a ella. Entre tanto, el sanchismo ha salido eufórico de su fin de semana de vino y rosas en Sevilla, que ya no es tierra fiel a los actuales seguidores de Don Pablo Iglesias, el impresor. La ausencia de la palabra de Lobato, algún día sabremos de verdad cómo y por qué decidió tirar la toalla tan rápido, señala el núcleo de la receta de un partido exento de debate interno y genuflexo vasallaje al secretario general. Lobato, a la salida del Tribunal Supremo, con impostada tranquilidad lanzó una puya al aparato sanchista: «Los socialistas siempre con la verdad y la ley por delante».

La verdad quedó sofocada en la masiva aclamación a Sánchez bajo un espectacular montaje con el rojo envolviendo hasta el último rincón. García-Page, solo ante el peligro, decidió poner pies en polvorosa antes de que Pedro cerrase el cónclave. La puesta en escena no defraudó, a la altura del Dorian Grey patrio, con el siempre añejo final de La Internacional, interpretada puño en alto y ofreciendo una imagen de traslación al pasado, desmereciendo las palabras de Sánchez momentos antes: «Somos un pilar de la socialdemocracia en Europa y en el mundo». El que fuere himno de la Unión Soviética, algún día resultó justificado símbolo de los trabajadores, hoy sigue teniendo importante presencia en países alejados de la socialdemocracia. Eso sí, contentos los de Sumar y demás socios de la izquierda nada socialdemócrata.

Tania Baños

Una castellonense ha sido ungida por Sánchez para ocupar sillón en la Ejecutiva Federal: Tania Baños, alcaldesa de la Vall d’Uixó. El cupo valenciano lo completan Arcadi España, exconseller con Ximo Puig y ahora secretario de Estado de Política Territorial, quien curiosamente ni levantó el puño ni cantó, y eso que repite; Alejandro Soler, presidente del PSPV, además de ser el presidente de la Comisión de Hacienda del Congreso que propició la irregular interrupción de cuatro horas para el entendimiento in extremis con los socios del Gobierno que salvó el dictamen sobre el paquete fiscal; y en premio a su labor en Valencia, cortafuego de la ausencia e inacción del jefe, Pilar Bernabé, delegada del Gobierno en la Comunitat.

En la mañana de gloria sevillana, Sánchez desplegó la letanía que reverdece la falacia del franquismo sobre la conspiración judeomasónica, advirtiendo a los fieles: «Nos van a golpear, calumniar, elevarán más el ruido. Las revoluciones de la máquina del fango ya trabajan con fruición». Lo único cierto es que el fango está en l’Horta Sud. Persisten el fango y la dejadez del Estado. Sánchez continúa de perfil.

Periodista y escritor