Opinión | EDITORIAL

Aumenta el pesimismo

Pedro Sánchez empeora sus resultados en el nuevo sondeo del Gesop

Pedro Sánchez empeora sus resultados en el nuevo sondeo del Gesop / AGENCIAS

El pesimismo sobre la situación del país se va extendiendo como una mancha de aceite en el ánimo de la ciudadanía, como refleja el sondeo de Gesop para Mediterráneo y los diarios del grupo Prensa Ibérica. Si más del 60% de los encuestados consideran que ni el presente ni el futuro inmediato brindan motivos para el optimismo es probable que se deba, en buena medida, al ambiente de hostigamiento político que se vive en España y que impide a veces apreciar que también hay razones para la esperanza. No se puede olvidar, no obstante, que la encuesta se realizó la primera semana de diciembre, un mes después de la DANA que arrasó Valencia y cuyas consecuencias en la pérdida de vidas humanas y en el desastre económico y social continúan presentes. Es probable que la conmoción que causó esa catástrofe y la sensación de incompetencia de los políticos se haya reflejado en el estado anímico de los encuestados.

Esa puede ser también una de las razones, además de las causas judiciales que envuelven al Gobierno, por las que la valoración del Ejecutivo ha empeorado desde el mes de septiembre, situándolo en uno los momentos más críticos de los últimos dos años. Puede ser también el motivo de la caída en la puntuación a Pedro Sánchez, que es ahora de un 3,7. Aun así, es mejor que la del líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, que solo alcanza el 3,5. Ese dato, y el hecho de que Sánchez sea el más respaldado para seguir siendo presidente (el 24,1 lo prefiere frente al 18,3 que optaría por Feijóo) no impide, sin embargo, que sea el Partido Popular el partido que se sitúa en primera posición en estimación de voto, casi tres puntos por encima de los socialistas. Si se celebraran ahora elecciones generales, los populares, que se quedarían en torno a los 137 escaños que tienen actualmente, podrían gobernar, pero necesitarían el apoyo de Vox, el único partido que registra una fuerte subida, al pasar de 33 diputados a tener entre 45 y 49. La suma de PP y Vox daría, esta vez sí, la mayoría absoluta.

El ambiente es pesimista y los resultados del sondeo tampoco son esperanzadores para ninguno de los dos grandes partidos. A los socialistas les va mal porque perderían el poder, no suben en intención de voto ni en escaños y sus socios de Sumar, junto a Podemos, bajarían de 31 a 15 o 19. Pero tampoco el Partido Popular, que alcanzaría la Moncloa, tendría motivos para el entusiasmo al fracasar, con el repunte de Vox, la estrategia dirigida a aglutinar en torno a sus siglas el voto de toda la derecha. A tres años de las elecciones generales, este escenario debería llevar a populares y socialistas a una profunda reflexión. Su empeño en polarizar la política solo genera, por lo que se ve, un desaliento que impide observar objetivamente la situación del país. Claro que hay problemas graves, como la carestía de la vida o la vivienda, que afectan a todos, aunque más a los menos favorecidos. Pero si PSOE y PP siguen alejándose de la centralidad y no se concentran en la búsqueda de soluciones (y de pactos) para resolver las dificultades reales de la ciudadanía, la desafección irá en aumento y, con ella, se seguirán abonando las alternativas más radicales. Deberían pensárselo, porque aquí el riesgo ultra aún no acaba de arraigar, pero está floreciendo peligrosamente en países de nuestro entorno. 

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