Opinión | VIVIR ES SER OTRO

Las notas de Primaria

Mi hijo, de ocho años, ha recibido las notas. Va a tercero de primaria. El salto entre el curso anterior y este es notorio. Ya me lo avisaban algunas madres con niños mayores. Han surgido los deberes diarios y, sobre todo, las «pruebas», lo que toda la vida hemos llamado «exámenes». Al principio bien. El chaval estaba motivado y, trabajo de las maestras y en casa mediante, se comportaba como un niño aplicado y obediente. El problema ha venido cuando se ha percatado de que no era una situación excepcional, sino norma. El impulso inicial, tan positivo, se ha diluido un poco. Nada preocupante, solo que la alegría con que abordaba los primeros controles se ha rebajado.

Vuelvo al principio: las notas. Ya nos avisaron al inicio del curso que las pruebas tendrían calificación no numérica, es decir, con palabras. Incluso se nos hizo la equivalencia: los novell, aprenent, avançat y expert se podían traducir como insuficiente, suficiente, notable y sobresaliente.

A medida que el niño iba haciendo exámenes, nos decía algunas notas que traducíamos al viejo sistema. Y la cosa iba más que bien. Tanto que el chaval se ganó el uniforme completo del Barça cuando obtuvo su primer expert con dos flechas hacia arriba, lo que en casa interpretamos como un sobresaliente alto, es decir, un bonito diez de los de antes. En casa creíamos que las notas del trimestre serían bajo esa nomenclatura. El niño estaba avisado: los regalos de Papá Noel y Reyes dependían de las calificaciones.

Pues bien, esta madrugada, un poco antes de ponerme a escribir esto, han llegado las notas. Se las traduciré en números, por si ustedes, como yo, se aclaran mejor: 626 palabras, 4.145 caracteres con espacios. De la clasificación antes mentada nada. Esperábamos solo nueve palabras, una por cada asignatura, y nos hemos encontrado un texto más o menos igual de largo que una página entera de este diario.

Regalos

Salvo en Música, en concreto a la hora de tocar la flauta, todo lo demás parece bastante bien. Estamos contentos. Habrá, seres mágicos mediante, buenos regalos estas fiestas. Pero en casa andamos algo confundidos. He meditado un poco sobre ello. Al principio pensaba que era mejor cuando yo iba al colegio y sacaba un 7,4 en Matemáticas o un 8,3 en Naturales. Pero tras darle un par de vueltas al asunto ya no lo veo tan claro. Es más, diría que una nota numérica o resumida en una palabra, es decir, «objetiva», la interpretaría mejor, pero seguro que sería más injusta. Ahora está explicada, incluso pormenorizada. Lo que sí me ha parecido problemático es el diferente uso de terminología según la asignatura. Cada maestro usa su librillo: palabras diferentes para calificar.

En fin, que no sé qué modo de valorar a los críos me gusta más. Lo único cierto es que tocará practicar con la dichosa flauta, para desgracia nuestra, y de los vecinos.

PD: Ha leído mi mujer la primera versión de esta columna y ha dado con la solución: compatibilizar los dos métodos, un número (o una palabra) y debajo una explicación sucinta. Estoy de acuerdo, cómo no.

Editor de La Pajarita Roja

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