Opinión | A QUEMARROPA

Feliz Año Nuevo

La semana pasada deseé una feliz Navidad a todos. Hoy les deseo un feliz y próspero Año Nuevo, pero no a todos. Se lo deseo a aquellas personas de buen corazón. 

La Navidad es tiempo de amor absoluto. Tiempo de celebración. El Año Nuevo, por otro lado, festeja que le hemos dado una vuelta completa a nuestra estrella, el Sol. No tiene nada que ver con el amor absoluto, con el bien total o con aquello que nos hace buenas personas en lo universal.

Por eso, le deseo un feliz Año Nuevo a aquellos que se levantan cada mañana para dar lo mejor de sí mismos. A aquellos que madrugan para ir a trabajar, o lo han hecho durante toda su vida y ahora ya están jubilados. Le deseo un próspero 2025 a quienes se esfuerzan, a los que comparten, a los que suman, a esas personas que ceden su asiento en el autobús al ver que otro viajero lo necesita más. A los que ceden el paso. A los educados. A los generosos. A los bondadosos. A los que exigen lo mejor de los demás porque siempre dan lo mejor que llevan dentro. A los esforzados trabajadores. A los notables. A los creativos. A los músicos y a los pintores. Y a los currantes. A los que nunca dicen que no a una buena idea. A los que siempre están ahí cuando se les necesita. A todos y cada uno de los que sienten que el ser humano está en este mundo para hacer algo más que lucir palmito.

Feliz Año Nuevo.

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