Opinión | A QUEMARROPA

Fitur en fiestas

Esta semana, año tras año, es de traca. De traca larga, de esas que no parecen acabar nunca. Primero toca ir a Madrid, a Fitur, a vender las bondades de la provincia. 

Y cuando llega el fin de semana, el viernes, toca ir a Benicàssim a disfrutar una de esas bondades.

Varios tipos de personas

Quienes tienen que acudir a ambos eventos por cuestiones de trabajo, y haberlos los hay, no los disfrutan demasiado. Les resulta agotador. Quienes acuden al primero a trabajar y al segundo a disfrutar, lo pasan algo mejor. Quienes van a Fitur a cotillear y a Benicàssim a bailar, lo pasan genial. Los terceros son quienes de verdad saben vivir la vida loca.

Una buena amiga, abogada de postín en Castellón, define el Día de Paellas de Benicàssim como el día más divertido del año. Y yo le doy la razón. Lo es.

Muy a mi pesar, en esta ocasión no he podido participar de esta gran fiesta durante la semana. Una gripe intestinal me ha mantenido en dique seco, nunca mejor dicho. Este año no me tocaba acudir a Fitur. No tenía faena allí. Y no he podido ir a Benicàssim.

Soy de un cuarto grupo

Pertenezco a un cuarto grupo, el de los fastidiados. Los que no hemos asistido ni a lo uno ni a lo otro. Sé que en este cuarto grupo somos legión, pero no por ello es menos fastidioso, es lo que hay. Es lo que toca.

Deseo a todos aquellos que han acudido al día de las paellas benicenses una feliz resaca y una próspera semana que viene.

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