Opinión | Pensamientos desde el rincón

Entre el autoengaño y la irrelevancia

La publicación hace unos días del informe del Observatorio de la Cultura 2024 certifica una cosa que a la mayoría de las personas que nos dedicamos al ámbito cultural, ya sea como gestores, actores principales, divulgadores o críticos, nos duele: la desaparición de Castellón del panorama cultural español. Tan solo se salva de esa quema (que es más bien un aviso importante, por no decir una alerta roja) el Museu d’Art Contemporani Vicente Aguilera Cerni (MACVAC). Y menos mal. 

El hecho de que 461 expertos del sector, considerados la crème de la crème del panorama nacional, considere del todo irrelevante lo que aquí se programa, así como nuestras infraestructuras y/o contenedores culturales es muy duro, y lo es porque somos nosotros mismos los que nos autoengañamos pensando que somos los mejores, que Castellón es la tierra prometida gracias a sus mediáticos festivales y a sus conciertos multitudinarios. Cuando no es así, ni de lejos. Seguimos a años luz de lo que se considera una gestión cultural institucional profesional porque se sigue confundiendo (o siguen confundiendo en realidad) la cultura, o lo cultural, con el ocio y el entretenimiento. 

Llenar una plaza o un recinto no es cultura, es un bien de mercado y un objeto de consumo, una medida que algunos podrían considerar incluso de populista (ya saben: pan y circo; siempre ha funcionado). Esto es así porque la cultura, la de verdad, es formación además de entretenimiento (sí, así es, puede ser ambas cosas). Del mismo modo, existe una especie de desprecio por aquellas propuestas que sí son culturales en esencia pero que, al ser alternativas o no atraer a centenares o miles de personas, parecen no ser dignas de consideración por los que únicamente valoran los números, es decir, los que siempre van a apostar por la cantidad en detrimento de la calidad. El Observatorio de la Cultura se fija en aquellos proyectos o instituciones que promueven el pensamiento, que generan una mayor conciencia social para que la ciudadanía adquiera una capacidad crítica fortalecida. Eso es lo que necesitamos.

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