Opinión | LA RUEDA

'Prodesse et delectare'

Tengo tres hijos: la mayor filóloga greco-latina, la segunda médico-oncóloga y el tercero músico. Cuando tengo alguna duda sobre estas temáticas me asesoran: la primera sobre asuntos filológicos, la segunda sobre salud y el tercero solaza la vida con su música. Hoy le toca a la primera sobre un sueño que tuve anoche y aprovecho para contárselo al lector o lectora. Soñé sobre Horacio y su Ars Poetica y una nueva escuela que yo quería implantar y requerí la ayuda de la primera. Horacio, me dijo, del siglo I, en una de sus inmortales obras acuñó un término que me entretuvo en mi discurso onírico: Prodesse et delectare, traducido como «aprovechar y deleitar», es decir, enseñar e instruir al mismo tiempo y deleitar estéticamente a quien se acerca a ellos. ¡Ya tengo tema para esta modesta columnita de los miércoles!, me dije tras el sueño. (Y los sueños, sueños son).

Es posible

Durante mis estudios, es cierto que disfruté más de una vez, pero me aburrí miles de veces. Mi pasión era la Física, pero mis posibilidades eran escasas por motivos familiares. Me incliné por la Filosofía (de lo cual nunca me arrepentí), pero lo que se dice «deleitar» no fue lo frecuente que yo esperaba, ni, probablemente, cuando practiqué con mis alumnos. Prodesse et delectare no es fácil, pero es posible. Tampoco es un sueño.

En todo caso es una motivación que, desgraciadamente, nos ha faltado a muchos docentes, aunque a estas alturas de la vida enseñar e instruir no es fácil, pero tampoco es una utopía ni algo inalcanzable. Es cuestión de introducir este parámetro en las líneas de formación. Lo mío ha sido un sueño, pero los sueños, aparte de serlo, pueden convertirse en realidad. Espero de nuevo la noche para comprobarlo.

Profesor

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