Opinión | A FONDO
Cambiar cuando los hechos cambian
Las circunstancias, como los tiempos, cambian. Y con ellos, cambian también las decisiones que deben tomarse para garantizar el desarrollo de nuestra ciudad. En Vila-real, el debate sobre el trazado ferroviario y su impacto no es nuevo, aunque la realidad es que nunca habíamos estado tan cerca de poder lograr una solución de futuro. En su momento, la opción del soterramiento se alzó como una salida, respaldada por un consenso político que compartimos todas las fuerzas. Pero hoy, la realidad es distinta. Como dijo el economista John Maynard Keynes: «Cuando los hechos cambian, yo cambio de opinión. ¿Usted no?».
Estamos ante la obra más trascendental de este siglo para el desarrollo de Vila-real, una decisión que no solo afectará a la movilidad, sino que definirá el modelo de ciudad que queremos legar a las futuras generaciones. En 2022 impulsé el consenso político para solicitar el soterramiento porque los fondos europeos Next Generation abrían una ventana de oportunidad que era preciso aprovechar. Pero esa oportunidad, que parecía al alcance de la mano, no se ha materializado, y la realidad nos impone nuevos retos.
El tiempo, el dinero y dificultades técnicas nos han llevado a ver, tras un largo trabajo de la mano de los técnicos de Adif y el Ministerio de Transportes que, el soterramiento, por más que haya sido una aspiración legítima y compartida, es inalcanzable en la práctica. No se trata solo del coste desorbitado, que superaría los 250 millones de euros y exigiría una aportación municipal inasumible, sino de las barreras técnicas insalvables: la falta de espacio para las rampas de acceso, el elevado riesgo de inundabilidad y el perjuicio irreparable que causaría al desarrollo industrial de la zona sur de la ciudad. La ejecución de la obra obligaría a habilitar un trazado alternativo para los trenes o, en el peor de los escenarios, a suspender el servicio ferroviario, algo impensable para una ciudad como la nuestra.
En este punto, cabe preguntarse: ¿qué es más responsable, aferrarse a una propuesta de escasa viabilidad o buscar soluciones factibles que permitan integrar la vía en la ciudad sin hipotecar su futuro? La respuesta es clara. En este sentido, el Ayuntamiento de Vila-real, en colaboración con Adif y el Ministerio de Transportes, lleva meses explorando una alternativa basada en el modelo de Valladolid: permeabilizar la vía con pasos inferiores amplios y zonas ajardinadas en distintos puntos del trazado, incluyendo un acceso directo a la estación de Renfe; una solución que eliminaría la pasarela infernal que instaló el PP de Vila-real sin pedir opinión a nadie y que ha condenado a los usuarios de la estación y a las personas que cada día tienen que cruzar al otro lado de la vía a constantes problemas de accesibilidad. El modelo de integración del trazado del ferrocarril en la ciudad, que ya se está implementando en ciudades como Granada o Talavera de la Reina, es una solución realista, efectiva y compatible con nuestro crecimiento urbano.
Vila-real es una ciudad humilde y trabajadora, forjada con el esfuerzo de generaciones que lucharon por su progreso. No podemos permitir que una decisión errónea frene ese impulso y nos condene a la inacción. Como alcalde, mi prioridad es garantizar que Vila-real siga avanzando con proyectos, mejores equipamientos y una mayor calidad de vida para nuestros vecinos.
Silencio e inacción
Resulta sorprendente la postura de quienes, desde la oposición, han optado durante los últimos años por el silencio y la inacción, y ahora exigen a los demás lo que ellos no practican. Un ejemplo claro es el PP de Vila-real, que lleva más de dos años sin pronunciarse sobre esta cuestión fundamental y ahora se limita a la crítica fácil sin aportar una sola alternativa viable. Y lo peor de todo es que cuando gobernaban, tampoco contaron con el resto de fuerzas políticas en decisiones trascendentales, como la instalación de la pasarela elevada de la estación, un empastre más del PP de Casabó que hemos tenido que soportar más de una década porque, una vez realizada la inversión, el Ministerio no podía acometer otra obra de reforma hasta que esta no estuviera amortizada. El PP (Partido Peligro) de Vila-real, que de manera unilateral nos condenó a la pasarela infernal de la estación, pretende ahora erigirse en abanderado del consenso y la participación.
Por nuestra parte, seguimos apostando por el diálogo. Cuando el proyecto esté lo bastante maduro, lo compartiremos con todos los grupos políticos del consistorio y buscaremos el mayor respaldo posible. Porque lo importante no es imponer una idea, sino encontrar la mejor solución para Vila-real.
Vila-real no puede quedar anclada en un proyecto que puede tardar décadas en hacerse realidad. Ha llegado el momento de tomar decisiones responsables, basadas en criterios técnicos y en la viabilidad real de los proyectos.
No podemos seguir esperando eternamente. Debemos actuar con valentía, con sentido común y con el compromiso de garantizar que Vila-real siga avanzando.
Alcalde de Vila-real
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