Opinión | MIRADA ABIERTA

Cooptación se escribe con o

En 2016, como secretaria autonómica de Economía, fui invitada a la entrega de Premios Jaume I, un galardón que persigue la promoción del desarrollo científico, la investigación y el emprendimiento. Cuando comprobé que no había ni una sola mujer entre los premiados, decidí no acudir. Fue mi protesta silenciosa que compartí con otros miembros del gobierno, pero no con los medios de comunicación.

Mis gestiones discretas en favor de la presencia de mujeres en los foros económicos, empresariales, científicos o tecnológicos tuvieron, en una ocasión, la respuesta «no hay mujeres con esos perfiles». Es cierto que en determinadas áreas profesionales la presencia de mujeres es más reducida, pero no se puede afirmar que cuenten con menores capacidades y méritos que sus homónimos masculinos. 

La selección de las candidaturas a los premios, en general, se realiza de manera interna, por personas, es decir, se emplea el mecanismo de cooptación. Las mujeres jugamos en desventaja cuando se utiliza este sistema frente a otras fórmulas de selección abiertas y objetivas y muestra de ello es la presencia de las mujeres en carreras profesionales con pruebas de acceso objetivas (67,5% MIR, 53,2% judicatura…).

La selección por cooptación es tan válida como cualquier otra, pero tiene una carga de subjetividad y puede tener sesgos de género. En estos casos, creo necesario aplicar mecanismos paliativos, como establecer una selección paritaria o fijar cuotas, para favorecer la búsqueda de mujeres con los perfiles necesarios, porque haberlas, haylas. De hecho, todas las ediciones de los Premios Jaume I posteriores a la aciaga edición de 2016, han sido atribuidos a mujeres y hombres hasta la última edición, de 2024, que ha sido, de nuevo, exclusivamente masculina.

Desde mi reconocimiento a todos los premiados y mi aprecio personal a algunos de ellos, abogo por asegurar y consolidar la presencia de mujeres entre las personas reconocidas en futuras ediciones, porque esa fotografía contribuye a avanzar en una sociedad que no se puede permitir prescindir del 50% del talento. 

Economista

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