¿A qué espera Europa?

Pero, ¿quiénes se creen que son Donald Trump o Vladímir Putin? Los amos del planeta, los dueños y señores de todo, unos malcriados que se creen con el derecho de dirigir nuestras vidas o cambiar el rumbo de la historia.

Putin toma por la fuerza los territorios que le vienen en gana en Ucrania y causa miles y miles de muertos tanto de rusos como de ucranianos y ahora, por arte de magia, Trump decide poner fin a la guerra sin contar con Volódimir Zelenski ni con la Unión Europea. 

Está claro que Putin no tiene intención de devolver los territorios ni de reconstruir los daños que ha causado y que Trump quiere echarle la zarpa a las reservas de minerales raros de Ucrania para el uso en alta tecnología.

Son señores de la guerra

Si Trump se quiere apropiar de Gaza para hacerse un resort de alto standing y pretende expulsar de sus casas a los gazatíes (bueno, de lo que queda de ellas) y deportarlos forzosamente a Egipto y a Jordania, uno se pregunta qué más podemos esperar de estos señores de la guerra, a los que se añade Binyamín Netanyahu exterminando al pueblo palestino aplicando el ojo por ojo, diente por diente.

Parece que los hombres estamos condenados a cometer los mismos errores una y otra vez. Somos una especie extraña que tropieza de nuevo en la misma piedra. Mientras tanto, el presidente chino, Xi Jinping, calla y se frota las manos porque ve más próximo apoderarse de Taiwán.

Con la que está cayendo y la capacidad de reacción a la que nos tiene acostumbrados la Unión Europea, la cuna de la democracia, la reserva de los valores humanos, la conciencia de la ecología se va al traste si no reacciona y les para los pies a estos déspotas.

Los caprichos de Trump

Hoy, Trump se ha encaprichado con Ucrania y con Gaza, pero mañana igual se levanta queriendo apropiarse de parte de España para controlar el Mediterráneo … vaya usted a saber qué más se le va a ocurrir a este personaje aburrido de tenerlo todo.

A Europa le hace falta creerse quién es y dejar de depender de ninguna potencia exterior, o será el fin del mundo tal y como lo conocemos, y eso lo han de decidir nuestros políticos y no los vecinos.