Opinión | BABOR Y ESTRIBOR

Escupiendo al cielo

El ataque al periodismo que disgusta al poder establecido siempre ha sido, y es, recurso de polichinelas políticos de las diversas banderías. El sanchismo ha ensanchado la franja táctica, armando con sus camaradas del Frankenstein un trasunto de agitprop que el pasado sábado, fíjate tú, tuvo en José Bono al más fiel valedor de aquella estela propagandística soviética al servicio de la causa. Fenómeno bolchevique que en el transcurrir de los años adquirió arraigo en el mundo occidental de la mano de autores de izquierdas que llevaron los mensajes a los escenarios. Más adelante el agitprop irrumpió en el poderoso medio televisivo como canal preferente, ahora complementado con los medios digitales. En septiembre, el Consejo de Ministros aprobó el denominado plan para la regeneración democrática, un texto anunciado por Pedro Sánchez tras los cinco días de retiro espiritual y burda visita al Rey, advirtiendo que la medida tiene el fin de «lograr más transparencia y rendición de cuentas».

Carlos Alsina resumió el interés del jefe del Ejecutivo: «Para Sánchez la desinformación y los bulos significan derecha». Intuimos en Bono la misma opinión atribuida a Sánchez, al denunciar con esa singularidad gestual característica: «Algunos periodistas hablan bien de ciertos políticos y cobran. Algunos periodistas hablan mal de otros políticos a ver si asustan y así cobran». Eso tras hacer apología de la honradez de Pedro. Estaría bien que el hoy boyante empresario manchego nos regalara nombres y apellidos de todos esos abonados, según él, al fondo de reptiles de no se sabe quién. Bono del tema de los sobres debe saber lo suyo, además de ser muchos años presidente de Castilla-La Mancha, fue ministro y presidente del Congreso, incluso disputó con Zapatero la secretaría general del PSOE. Él sabrá, cuando habla con tanta convicción, de pagos a supuestos periodistas.

Toca arrebato

Bono, zorro viejo, nunca llevó la derrota sufrida ante Zapatero «por nueve votos», repite desde entonces, aunque aceptó de aquél la cartera de Defensa. Es tipo listo y al igual que Sánchez supo hacer espléndidamente de la necesidad virtud, siendo desde el 2014 gran valedor de nuestro Dorian Grey patrio. Si bien, en 2017 viendo que la cosa flojeaba no tuvo empacho en asegurar: “Sánchez ganó las primarias y acabó con 25 diputados menos con los que se encontró. Con Felipe no hubo primarias y ahí está como líder indiscutible del socialismo español”. Tras la moción de censura escenificada por el empapelado Ábalos, vivir para ver, el compañero Bono volvió a consagrarse al sanchismo. Estos días anda tocando a arrebato para que el conjunto de los socialistas españoles salga en defensa del capo atormentado por la canallesca comprada y la conspiración judeo-masónica. Caramba.

En alguna ocasión me he referido a la tradicional afición de los ismos en intentar aplicar mordazas a la libertad de expresión cuando no les son propicias las noticias y opiniones de determinados medios de comunicación. El sanchismo cumple la regla. Bono suma su voz a la aventura de Pedro y denuncia escupiendo al cielo.

Periodista y escritor

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