Opinión | TRIBUNA VECINAL

8 de marzo, Día de la Mujer

Siento cierto rechazo a las conmemoraciones del «día de…» en cualquier materia porque todos los días del año habría que luchar por conseguir los objetivos, pero un año más nos vemos con la obligación de sensibilizar a la población ante la desigualdad que existe entre los hombres y las mujeres.

El próximo 8 de marzo hay poco que celebrar y mucho que reivindicar, ya que la mujer sigue teniendo un papel secundario en nuestra sociedad y la desigualdad aumenta en aquellas zonas del mundo menos desarrolladas económicamente o más intransigentes a nivel religioso. Pongamos por caso a las mujeres afganas, que desde la llegada al poder de los talibanes no pueden hablar en público, cantar o salir solas a la calle. Es una clara ausencia de independencia de la mujer, su vida no les pertenece.

En Latinoamérica, muchas niñas conviven con sus agresores sexuales, ya que son o un familiar o persona cercana a su entorno. El delito queda impune y ellas se ven obligadas a ser madres a temprana edad.

En nuestro país, la mujer tiene una menor inserción laboral, dificultades en la conciliación, peores salarios y una escasa representación en los cargos directivos. Por otro lado, dedica más horas a los trabajos no remunerados en el ámbito doméstico, en el cuidado de los hijos y de sus mayores. También hay una diferencia significativa en el cobro de las pensiones.

No me gusta el término de agresión sexual, pienso que hay que evitar los eufemismos y llamar a cada cosa por su nombre, y si esto duele, por algo será. Hay besos no consentidos, hay tocamientos y hay violaciones y no se puede dulcificar la palabra ni el acto en sí. Persiste en el ámbito laboral, deportivo y social el acoso hacia la mujer, que tiene que animarse a denunciar porque es la víctima y es la persona a la que tenemos que arropar y defender. Sabemos que siempre habrá quien quiera aprovecharse del sistema, pero cuando hablo con amigas y con vecinas no queda una que no haya sido asediada en alguna ocasión a lo largo de su vida.

El movimiento Me too, en español «yo también», promovido en redes sociales, desenmascaró y concienció del acoso que sufren las mujeres, aunque algunos dirigentes defendían públicamente el empoderamiento y la abolición del patriarcado y en su vida privada practicaban otros lemas.

Está claro que la brecha de la desigualdad existe y que potenciar y mejorar la educación es la mejor manera de acercarnos a la igualdad. Debemos buscar y conseguir la solidaridad y la empatía entre los dos géneros.

Presidenta de la Asociación de Vecinos La Choquera (Castelló) y vocal de Coasveca

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