Opinión | A QUEMARROPA

Castellón

Nos tomaron el pelo

Visto lo visto, queridos lectores, solo el humor nos hará libres. En pandemia, ya saben, aquel tiempo pasado que ni de coña fue mejor, casi todos nos cuidamos muy mucho de no fallar a papá Estado. Cumplimos con sus recomendaciones y obligaciones, que no fueron pocas, y nos sacrificamos por el equipo. Mientras tanto, el ínclito Revilla, nefasto personaje de ópera bufa, se fumaba puros como quien no quiere la cosa en los restaurantes de su región. La petulante Armengol se iba de copas a bares que fueron sancionados por incumplir las normas de apertura. Ábalos… ¿Qué podemos decir de Ábalos que no se haya dicho ya? En fin… Pilar Alegría, la risueña portavoz del desgobierno patrio, dormía en paradores turolenses, se conoce que con tapones en los oídos, mientras su compañero de partido, según indican cada vez más medios, se corría la juerga padre. Y así, queridos míos, podríamos seguir hasta caer la noche. Nos tomaron el pelo. Se rieron de nosotros, se burlaron de nuestras madres y padres, de nuestros hijos y hermanos, y hoy se hacen los dignos y protestan airadamente si hacemos lo mismo con ellos. Pero lo cierto es que solo nos queda eso, el humor. 

Propongo que algún cineasta valiente ruede una entrega posmoderna de la berlanguiana La escopeta nacional, con personajes más actuales. Un ministro de bragueta indomable, un presidente autonómico con tricotilomanía, una consejera autonómica cleptómana o un presidente del Gobierno pirómano. ¡Ah! Y un portavoz mediático onanista, claro.

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