Opinión | LA COLUMNA
La crianza respetuosa
La llamada crianza respetuosa, también conocida como crianza consciente o positiva, ha ganado popularidad en los últimos años como método educativo de los padres. Este tipo de crianza aboga por un diálogo abierto y constructivo, lo que ayuda a que los niños aprendan a expresar sus sentimientos y a resolver conflictos de manera asertiva, fortaleciéndose los lazos entre padres e hijos. Por norma, en lugar de castigar, se busca enseñar a los niños a reflexionar sobre sus acciones y a tomar decisiones responsables, lo que refuerza su confianza en sí mismos y promueve su sano desarrollo emocional. Pero conseguir esto es un desafío importante. Por un lado, exige tiempo y dedicación, pues este estilo de crianza implica un compromiso y una atención constante a las necesidades del niño, lo cual es un reto para los padres que tienen las agendas ocupadas. Además, la búsqueda de la evitación del castigo puede llevar a confusiones sobre cómo establecer límites claros y consistentes, cayendo con frecuencia en la permisividad. Y lidiar con los comportamientos desafiantes de los hijos requiere de un manejo emocional constante por parte de los padres, quienes tienen que trabajar en su propia paciencia con el fin de evitar reacciones impulsivas. Es un enfoque que promueve el desarrollo integral y positivo del niño, donde es esencial mantener un equilibrio entre el respeto y la firmeza, asegurando que los niños crezcan en un ambiente de confianza y, al mismo tiempo, con límites claros. Y, como todo, hallar el equilibrio es la clave para conseguir una relación familiar sana y armoniosa.
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