El papa Francisco, el primero en muchos aspectos

Hace 12 años llegaba al Pontificado Francisco, el primer Papa en muchos aspectos. El primer Papa latinoamericano, el primer Papa jesuita, el primero en escoger el nombre de Francisco, el primero en ser elegido con su predecesor aún vivo y el primero en residir fuera del Palacio Apostólico (residencia de los Papas). También el primero en ir a lugares que antes no habían sido visitados por los pontífices. Y así sucesivamente podríamos seguir enumerando, como si fuera una letanía, un sin fin de propósitos.

Si cuatro palabras resumen, sin ningún tipo de duda, su ministerio petrino son cercanía, diálogo, paz y reforma. Una cercanía que desde el primer momento evidenció en sus audiencias y actos públicos y que se palpaba en sus gestos y palabras. «Contribuyan a crear espacios de fraternidad», repetía. E insistía en «estar más cerca de las personas que experimentan el aislamiento, la tristeza y el desánimo». Era hombre de más gestos que de teologías y palabras.

Por otra parte, destaca su incansable labor en pro del diálogo, que se construye «con humildad, incluso a costa de tragar quina, porque es necesario evitar que en nuestro corazón se levanten muros de resentimiento». Un diálogo que le llevó, entre otras razones, a trabajar para favorecer el diálogo interreligioso, construyendo puentes de entendimiento entre diferentes creencias. Por encima de todo fue un incansable trabajador de la paz. «No es suficiente hablar de paz, se debe hacer la paz», repetía, denunciando el sufrimiento de las víctimas de conflictos.

También fue un Papa reformador que le dio protagonismo a la sinodalidad, a la transparencia, a la mujer (entre otras cuestiones) y que quiso descentralizar el poder en la Iglesia, recordando que «el poder en la Iglesia es servicio». Al conocer ayer durante la Romería del Rotllo de l’Alcora la noticia de su fallecimiento recordé el momento de su elección, aquel 13 de marzo de 2013 en Roma, que pude vivir como enviado especial de Mediterráneo.