Opinión | EL TURNO

Funeral papal

Ley de vida es. Llegamos a este mundo y sabemos que debemos fallecer, sin embargo, esta certeza universal no resta dolor a cada despedida que se produce.

Desgraciadamente todos hemos transitado por el luto con dolor tras la pérdida de alguien querido, todos reconocemos esa desgarradora sensación de vacío, desconsuelo y soledad.

En estos días, el papa Francisco ha dejado este mundo llevando la tristeza a millones de almas que lloramos su partida.

Si en los funerales son los familiares y amigos quienes rezan por el alma del difunto, aquellos más cercanos a quien fallece; cuando falta un Papa de nuestra Iglesia, nos falta alguien a todos los católicos.

Es una despedida repleta de protocolos, cuestiones diplomáticas y de relaciones de poder que, sin embargo, no empañan su genuino significado, que no es otro que decir adiós en comunidad a quien nos ha acompañado en nuestras oraciones durante años. Quien ha liderado a la Iglesia más numerosa del mundo, quien ha sido espejo y guía para tanta, tantísima gente.

Esta especie de orfandad se ve envuelta en reuniones y cónclaves, acuerdos y negociaciones, pero donde realmente reside es en nuestros corazones; una dualidad imprescindible, eso sí, pues no podemos obviar la trascendencia y relevancia de la figura del Papa de la Iglesia.

Desde la oración y la fe, este luto trasciende y se vive en comunión gracias al trabajo de miles de periodistas de todo el mundo que dan cuenta de lo que sucede estos días y, muy especialmente, hoy en la plaza de San Pedro del Vaticano.

Momento histórico

Gracias a la tecnología y los medios podemos seguir y acompañar la despedida del papa Francisco en cada instante, siendo espectadores y sintiéndonos parte de un momento histórico.

Tras el día de hoy, la espera del cónclave y la fumata blanca, la incógnita tras la despedida es quién protagonizará el nuevo papado y quién será el nuevo referente, esa mano que guía y acompaña nuestra fe.

En estos días estamos escuchando opiniones dispares sobre continuidad y ruptura, sin embargo, eso no es lo que nos ocupa a los creyentes hoy, sino la despedida de un hombre bueno que capitaneó nuestra Iglesia con entrega y amor al prójimo, el papa Francisco.

Descanse en Paz.

Alcalde de Peñíscola

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