Opinión | LA RUEDA

La peregrinación de les Useres

Doce peregrinos y un guía han caminado hace pocos días durante 30 kilómetros de les Useres a la ermita de Sant Joan de Penyagolosa, pidiendo salud, lluvia y paz.

La caminata atraviesa por distintas fases y los pelegrins experimentan un abanico de emociones que van desde la expectativa y el miedo inicial hasta la euforia y el alivio. Antes de iniciar, y por la presión de cumplir con las exigencias de un rito iniciado en el siglo XIV, los pelegrins sufren ansiedad e incertidumbre. Pero el apoyo de la comunidad y la existencia de rituales previos ayudan a canalizar estas emociones, transformando la tensión inicial en una expectativa positiva que les impulsa a comenzar el camino con determinación.

El silencio que mantienen durante todo el recorrido cumple una función psicológica determinante, pues la ausencia de palabras les obliga a estar presentes en cada paso, sintiendo el esfuerzo físico, la respiración, el entorno y las emociones. Independientemente de sus creencias religiosas, gracias a las letanías y rezos, los peregrinos entran en un estado de concentración que favorece la introspección y la espiritualidad, aportando la fuerza para hacer frente a unas condiciones exigentes.

La peregrinación es un viaje hacia el interior, una experiencia psicológica que fortalece la resiliencia, fomenta el autoconocimiento y refuerza la conexión con la comunidad y la espiritualidad.

Psicólogo clínico

(www.carloshidalgo.es)

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