Opinión | PUNTO DE VISTA

Sánchez dimite

No es una noticia, no es que dimita, así que no se alegren, o entristezcan. Es un deseo petición que cada vez se extiende más. Dimitir, o sea, renunciar a un cargo, no es algo que esté de moda en los últimos tiempos. Cualquier escándalo político, financiero, familiar, etc., suponía la inmediata dimisión o cese del afectado. Era una sana costumbre la de asumir cada cual su responsabilidad. Tras el primer Gobierno de Sánchez, con unas pocas dimisiones, la cosa acabó: se dieron cuenta de que tenían que dimitir, por una cosa u otra, casi todos. Desde luego, el que tiene motivos más que sobrados para dimitir es Sánchez. Cito algunos. El Gobierno con los comunistas que tanto negó. Su dudoso doctorado. Los pactos con independentistas y herederos de etarras. Los indultos y la inconstitucional amnistía. Todos los escándalos familiares, que son muy fuertes. Su mujer Begoña Gómez, catedrática de nada, no es ni licenciada. Air Europa. La ayudante Cristina Álvarez. Su hermanito Daniel, que pagaba en Portugal y cobraba en España. Los pactos con prófugos de la Justicia para comprar siete votos. El cante de Aldama, que afecta a su número dos, José Luis Ábalos, a Koldo y a varios ministros. La sobrinita Jéssica. Orgías. Mascarillas. Hidrocarburos. Las afortunadas que cobraban de empresas públicas sin ir a trabajar. El caso filtraciones. El desprecio al poder legislativo, con el Congreso cerrado dos veces declaradas inconstitucionales. Los ataques al poder judicial. El no apoyo a las víctimas de la dana y la cobarde huida de Paiporta. Suma y sigue. Dimite, leche.

Notario y doctor en Derecho

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